Esta mañana me convenció un artículo de Juan A. Herrero Brasas, (profe de Ética en California) sobre "La ideología del botellón" que aparecía en El Mundo. Pero ahora, tomadas unas cervezas sin alcohol, no estoy seguro de que el fondo de la botella sea de tan turbio color. Porque Brasas venía a decir que el botellón es una afrenta pública y masiva a la ley y a la democracia que contiene el germen de un fascismo social.
Sigo de acuerdo, pese a las birras, con estos elementos de su análisis: que "hay personas que por su edad creen que están por encima de la ley democráticamente aprobada"; que la sociedad española muestra inmadurez en "ese omnipresente culto a la juventud"; que los gobiernos se dedican "a mimar a los jóvenes -en un intento de comprar su voto- con privilegios profundamente discriminatorios" que privan injustamente a otros de sus legítimos derechos, como en las facilidades que se les ofrecen para acceder a la vivienda; que un resultado de esa política es "cultivar entre los jóvenes un sentido de la irresponsabilidad y de la falta de consideración hacia el bienestar ajeno"; que se le da al joven "una sensación de impunidad"; y que la celebración de los botellones "no constituye una protesta cívica sino una violación flagrante de la ley que como toda violación, debe ser impedida por los medios adecuados y sin una indebida tolerancia".
Bueno, es cierto que el culto a la juventud es muy del fascismo. También del comunismo, cosa que Brasas no menciona, aunque siguiendo a Paul Johnson, que ve el fascismo como una herejía del marxismo leninismo, y a su vez éste como una herejía del marxismo, podemos considerar a ambos, plantas de una misma familia. El desprecio por la ley unido a las actitudes coactivas de yo impongo "mi" ley aunque o para que se joroben los demás, son rasgos del mismo mal. Y el rollete colectivo, grupal y tribal, idem de idem. Pero, en fin, ya digo que la cerveza "sin" me nubla la cabeza a la hora de decidir si es o no es lo que dice Brasas.
En cambio, me resulta diáfano lo siguiente: no me importa nada la salud de los adolescentes que se emborrachan ad naúseam; allá ellos; ya son mayorcitos para decidir si se intoxican o no; lo único que me importa del botellón son tres cosas: que me molesten con sus berridos (a mí o a quien sea); que echen la pastilla y me la dejen en la calle; que ensucien y rompan, porque la limpieza y reposición de lo dañado la tienen que pagar luego todos los que no tienen la pasta en paraísos fiscales y apoquinan sus impuestos.
También me producen irritación los idiotas que proclaman que el botellón es una acción "reivindicativa" y contraria a las formas de ocios impuestas por el verdugo empresarial. O una forma de expresión alternativa de una juventud, la pobre, sin perspectivas de futuro. O una respuesta espontánea a las maldades del sistema, etcétera, etcétera. La chavalada siempre se ha emborrachado. Antes nos poníamos con una taza de tinto en La Viuda o un porrón de aquellos con azúcar. Bueno, quien dice una dice cuatro. Las formas han cambiado, pero el sustrato es el mismo. Cosas del tránsito de la adolescencia a no se sabe qué, y sus ritos iniciáticos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
AAAA verrr...
ResponderEliminarHablando en plata: ¡¡¡ESTOY HASTA LOS MISMISIMOS!!!
-No todos los que hacen botellón terminan vomitando, de hecho son los menos.
-La actitud fascista es prohibir concentraciones ESPONTANEAS (y estas sí que son espontaneas y apolíticas) de jóvenes para encontrarse y divertirse.
-Los que dicen que el botellón es una reivindicación de lo que sea son GILIPOYAS.
-La finalidad del botellón es la fiesta. Fiesta pagana, no organizada y TOTALMENTE LIBRE.
-Si no quieres no bebes en un botellón y también te lo pasas bien si estás con ganas de divertirte y entre gente con la que congenies (osea, con las mismas ganas de divertirse que tu).
No sé qué les pasa ahora a los periodistas pero se han centrado en algo que lleva más de 15 o 20 años produciéndose.
Me encanta que todos los intentos de dirigir el botellón o encauzarlo a algún lado por parte de los Ayuntamiento FRACASEN uno tras otro. La única solución es poner cierren a los espacios públicos.
Nadie sabe dónde será la movida dentro de uno o dos años porque es ESPONTÁNEA y LIBRE.
Todo esto lo digo por PROPIA EXPERIENCIA y ya puede venir Zapatero, Rajoy, Cesar Vidal, Iñaki Gabilondo o el mismo Papa a decirme lo que sea si no concuerda con lo que acabo de expresar lo mandaré a la ... muy muy lejos!
¿¿¿Qué pasa este año???, ¿están aburridos los periodistas?, ¿no tenían amigos y están amargados?, ¿toda esta polémica es una cortina de humo para hablar de esto antes que de otra cosa?
NI SE ENTIENDE NI SE SOSTIENE.
MÁS DE 15 AÑOS HABIENDO BOTELLÓN PARA QUE AHORA LO PROHIBAN PORQUE SE LES HA ANTOJADO A LOS CUATRO DE TURNO.
¡¡PUES NO ME DA LA GANA!!
¿Ustedes se creen que por la noche sólo hay putas y drogas?
¿¿¿¿¿¿EL BOTELLÓN TOTALITARIO??????
Anda y vete a la... muymuy lejos.
En fin, creo que me dejo algo en el tintero, pero al menos me he podido desaogar expresando esto.
Un saludo.
PD.- Tengo 26 años, licenciado universitario a curso por año, estoy trabajando. Hace ya algún tiempo que dejé de hacer botellón. Nunca me ha entusiasmado, prefería los bares, pero la que se ha montado este año es demasiado. ¡¡¡A VER SI SE DIVIERTEN MÁS, LEÑE!!!
La ética de este señor está resumida en su apellido.
ResponderEliminarUsuario A verr
ResponderEliminarCalmate muchacho. Aqui creo que nadie dice que no se pueda hacer botellon, sino que se haga sin destrozar los derechos de los demás con suciedad ruido etc..
El fenomeno del botellon algún descerebrado la ha etiquetado de cultura y es a la que se apuntan los más ignorantes sustituyendo la cultura de verdad por esta; que yo metería en el saco de la cultura del machismo en españa, la cultura de la ablación del clítoris en africa y la cultura de la televisión en general.
Por eso mismo puedes hacer botellon o meterte el dedo en el culo y pedarle un garbeo pero no molestes a los demás con actos irresponsables.
En Galicia no lo habría, pero en Sevilla sí.
ResponderEliminarA ver si algún sevillano puede dedir en qué año se empezó a ir a los Jardines de Murillo los viernes por la noche, creo que allá por el 1993. Y antes era en el antiguo recinto de la EXPO´92 y antes ya no tengo memoria, pero intentaré enterarme.
¡¡Y NO SE ARMABA LO DE AHORA!!
Pues yo a mediados de los ochenta iba a supers a comprar desde Xibecas (litronas) hasta botellas de chupitos de los más asquerosos licores y nos las metíamos entre pecho y espalda como campeones.
ResponderEliminarAlguno potaba de vez en cuando.
Follar follábamos menos que los Ropper.
Drogas no sabíamos ni lo que eran.
La sofisticación del hielo, vaso, maletero de coche, etcétera llegó más tarde (básicamente cuando llego el carnet de conducir)
Desde luego que se nos iba el codo de vez en cuando, pero las menos.
Respecto a lo de molestar, la inmensa mayoría de jóvenes son conscientes de que no se puede tocar lo que no suena.
Quizá lo que podrían hacer los políticos es buscar soluciones y no prohibir.
Prohibir el botellón es como quitar el último vagón del tren.