La demagogia nazi-sozialista es inagotable.
Una de las propuestas "estrella" era la de la gratuidad de los libros de texto.
El asunto, naturalmente, tenía trampa. De entrada, porque lo que quedaba intacto era el negocio del "amo", o sea de Polanko y familia. Las editoriales podrían cambiar los libros de texto cuantas veces quieran... y los libros tendrían que ser comprados. La cuestión es ¿quien los paga?
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El modelo tradicional es que los paga el estudiante. Si no tiene medios, se le dan becas.
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Se ve que eso era muy carca. Y quedaba más "progre" hablar de gratuidad. Los estudiantes ya no pagarían. Pero sigue en pie la pregunta: ¿quien paga?
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La Xunta, que administra el dinero de todos, tampoco. Como es sabido, el dinero está para satisfacer otros bienes de interés general: los audis, los asesores, las reformas de los despachos... y entonces: ¿quien paga los dichosos libros?
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Pues muy fácil: ¡¡¡los libreros!!! Al menos, se ven forzados a realizar préstamos a interés negativo a la Xunta, hasta que ésta encuentre dinero....
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