Sobre el mal menor y su asunción

Creo haber leído todas contestaciones y comentarios relativos a si votar o no al PPdG en estas elecciones. Hay, si no me equivoco, tres posturas: la de quien tiene claro que no va a votar al PPdG (y va a votar a UPyD o abstenerse); la de quien no tiene claro votar o no al PPdG; y la de quien tiene claro que va a votar al PPdG. Vaya por delante mi respeto a todos los que han intervenido aportando su punto de vista. Me gustaría centrarme en la argumentación de quienes han decidido que sí van a votar al PPdG.

Su argumentación se reduce a esto: Votar al PPdG, y que éste obtenga una mayoría absoluta, es lo menos malo. Nadie ha defendido de manera entusiasta votar al PPdG; sólo se ha asumido el mal menor. Luego hay quien, asumido este mal menor, pone enormes esperanzas en un cambio desde dentro, que personalizan incluso en el fichaje de Pedro Arias.

Pensemos por un momento en qué pasaría si el PPdG no gobernara, solo o con UPyD. Pensemos en qué les pasaría a nuestros hijos. No sé si alguien ha reparado en que la propuesta lingüística de Feijóo, el trilingüismo vergonzante, reduce la enseñanza en gallego al 33%, desde el mínimo actual del 50%, pero equiparándola a la enseñanza en castellano, que también queda en el 33%. Con la legislación contra la que estamos luchando, nuestros hijos, en determinados colegios, podrían llegar a estudiar el 50% de las materias en castellano. ¿Qué situación os parece más "infernal"? ¿Es este el mal menor que se asume? En serio, ¿os vais a conformar con esta porquería?

Creo que el mayor logro de los cuatro años del bipartito ha sido que mucha gente no nacionalista haya interiorizado la idea de que al nacionalismo no se le puede combatir, que hay que adaptarse a un marco de convivencia, a una agenda autonomista, en la que ciertas dosis de nacionalismo, aunque sean homeopáticas, deben ser asumidas (¿qué otra cosa es el patético "galleguismo" de Feijóo?). Lo único que desea el PPdG es tener un papel en ese marco. Y por ello su pretensión no es otra que sintetizar una fórmula mágica, atractiva para el mayor número posible de individuos de esa gran masa que precisa convertir en votantes propios. Los principios son cosa secundaria. Es una cuestión de adaptación al medio. En su análisis, gente como nosotros éramos una minoría intelectualoide sin peso alguno. Unos freaks con tres blogs y tres listas de correo. Hasta que Tan Gallego como el Gallego se convierte en Galicia Bilingüe y aparece UPyD. Algunos pensábamos que estos dos factores alterarían el diseño de ese partido dispuesto a heredar el gobierno semi-automáticamente, tras los evidentes errores del bipartito. Se evidencian entonces dos cosas: (1) que el PPdG no era consciente de que había un problema de falta de libertad lingüística en Galicia alimentado por él mismo en los años de Fraga; y (2) que el PPdG no considera que ese problema deba alterar su diseño de partido más que cosméticamente (en vista del programa con el que se presenta a las elecciones).

Si el PPdG gana estas elecciones, si se valida su diseño en la urnas; si, como parece, Galicia está madura para tragarse este sable y su funda de marfil, entonces se acabó. Desechad por completo cualquier esperanza de que vuestros hijos puedan alguna vez educarse en castellano como un niño que resida en Murcia o Madrid. Eso no forma parte de ese diseño de éxito, y, en el poder, uno se hace conservador, poco amigo de los experimentos, particularmente de aquellos que conlleven recurrir a esa cosa boba de los principios.

Por eso tengo tan claro que el momento es crítico, para Galicia y para España. Y que, en esta situación, lo peor es caer en el pánico, en asumir resignadamente que uno, a los ojos del PPdG, es una ovejita, una ovejita más del necesario rebaño.