lunes, 25 de noviembre de 2013

Sila y el empobrecedor de Pontevedra

Hay veces que nuestro amigo Mariano no sabemos si es un tonto, un loco o simplemente un hombre coherente. La semana pasada se celebraban los premios de periodismo de El Mundo, que ganó el gran Vargas Llosa, y nuestro presidente decidió que ni él ni ningún ministro iban a acudir a la gala del diario de Pedro J.

¿Cómo es posible que se pudiera realizar tamaño desprecio al sector clave en el mantenimiento de nuestro espíritu democrático?¿Por qué desea nuestro presidente un Gobierno sin periódicos?¿Es este hombre aún peor que el malvado Richard Nixon? Alguno podría replicar, oye Pedro, que después de los palos que le diste todo el verano para que compareciese en el congreso para que reconociese que mintió y dimitiese, quizás tampoco le apetecía pasarse por allí a saludar. ¿Pero cómo se atreve? Un gobernante tiene que encajar las críticas sin pestañear, y reírse más de sí mismo y no enfurruñarse por un par de editoriales que sólo tienen la intención de ayudar a enderezar el rumbo del país.

Pues fue no ir el pobre Mariano a la fiesta de El Mundo, y encontrarse con un fin de semana de traca. El sábado le daban por todos lados, Jabois con un artículo sentimental sobre las cuchillitas de Melilla, Lucía Méndez culpándole de los 6 millones de parados y de la pobreza del país, por supuesto sin contexto, ni herencia ni nada.

Pero el más gracioso de todos, el inefable Cuartango. Este hombre que se cree Plutarco, comparaba a Gallardón con Sila, a cuenta de la renovación del CGPJ. Con Sila nada menos, un cualquiera. Hoy revisando la biografía del controvertido romano, por si me había equivocado de Sila, me encuentro con quizás una de las personalidades más alejadas de Gallardón que te puedas echar a la cara. Un hombre que después de pelear en Mauritania, en Germania o en Anatolia, gana una guerra civil, arrasa a todos sus enemigos con una crueldad que ha pasado a los anales, impone unas leyes nuevas que él consideran que arreglan la república, y...se va, como don Alberto. Lo más gracioso es su epitafio, que reza algo así como "nadie me había superado ni en hacer el bien a mis amigos ni el mal a mis enemigos". Igual que nuestro querido ex-alcalde, ex-presidente, ex-todo. Y el argumento de Cuartango es que Gallardón nombra a los jueces, como Sila, para afianzar la dictadura, y en la misma página 6 de ese día, leemos que Gallardón asegura la plaza de Ruz para que siga investigando. Toma dictadura norcoreana la que estamos sufriendo. Sila era un aprendiz al lado de nuestro ministro de justicia.

Y ya el domingo, en la portada, se nos informa que gracias a Rajoy, desde el 2012 las familias hemos pasado de deber 43000€ a 56000€, empobreciéndonos todos en 13000€ por culpa del gallego. Y mientras, a la derecha, se puede observar una foto de la bella Susana aclamada en su congreso, esa self-made woman que puede disputarle con muchas garantías de vencer en el 2015 las elecciones al empobrecedor de Pontevedra.

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