miércoles, 19 de octubre de 2005

Pensamiento gallego - Fulget (I)

Es la hora del café y del pincho de tortilla, para aquellos desgraciados que hayan tenido que madrugar... ¡Deteneos! Emplead vuestro tiempo en alimentar vuestro espíritu, que lo necesita más que vuestro estómago. Es la hora de ir leyendo y memorizando la prosa de Quin, el hombre que no sabía demasiado.

He aquí los primeros compases de la sinfonía Gallaecia Fulget, tal como fue interpretada en el Faro de Vigo un día de aquel electrizante otoño, o sea, éste.


Gallaecia fulget

por Anxo Quintana

Esta reflexión nace dun inquedante desconcerto diante do acontecido co asunto FENOSA e o desacordo respectuoso, pero desacordo, con algunhas das reflexións que ten provocado no noso país. A pouco edificante historia do funcionamento tan peculiar do mercado financeiro español e o sinuoso xeito de entender o negocio dun banqueiro con nome e apelidos, serven polo visto non para abrir un debate sobre os límites que deben rexer para separar a especulación da lexítima busca do benefício, senón para provocar unha especie de sentimento de culpa e fracaso colectivo que resulta tan estraño como alleo.

(Traducción: Los banqueros españoles son especialmente repugnantes; más que nada, porque son españoles; el más cabroncete de estos banqueros tiene nombre y apellidos, cosa rara, la verdad; en lugar de llamar a estos financieros por su nombre (cabrones), algunos gallaécticos se dedican a provocar algo parecido a un sentimientos de culpa que es tan ajeno como extraño o tan estúpido como imbécil).

Á cabeza de semellante procesión de lamentos, desfilan moitos de cantos formaron a procesión dos caladiños que mirou desarmar en silencio algunhas das empresas que formaban a vangarda da economía productiva galega nas décadas dos oitenta e dos noventa. Fan o que con demasiada frecuencia temos por costume facer por aquí: lamentarse polo leite derramado e desperdiciar tempo e forzas preciosas ou na procura de culpables entre a lista de sospeitosos habituais ou en queixarse do destino dos galegos.

(Traducción: Los que antes hablaron deberían callar ahora; los que callaron antes no están autorizados a hablar ahora. La procesión va por dentro. La vanguardia de la economía productiva gallaectica derramó la leche en algún punto de la década. No le salieron las cuentas a la lechera tras ese desperdicio. En busca de culpables, puso en la lista de sospechosos habituales a las fuerzas preciosas que formaban en la retaguardia de la economía improductiva. Ergo, ante todo, desde que gobierno yo, los gallaecticos no deben quejarse de su destino).

Eu son dos que creo firmemente que a un país chorar non lle serve de nada. Son dos que creo neste país e nas galegas e nos galegos. Son dos que creo que o único que serve é aprender, traballar e volver a intentalo. O proxecto dun grupo de empresarios galegos para recuperar o control da que fora no seu día empresa líder no mercado da enerxía, como primeiro movemento para recuperar o peso e a presenza que as empresas galegas deben de ter nun mercado onde a nosa terra é contribuínte e provisor neto, era unha boa noticia para o país e segue sendo unha boa noticia. O desenlace puntual é so un accidente no itinerario innovador que anticipa un movemento de semellantes proporcións. Por cada porta que se pecha, sempre quedan outras moitas por abrir. Como dicía o outro, o que non te mata, faite máis forte, e se algo lle queda a este país son portas por abrir, sectores e espazos económicos onde temos moito que decir e poderemos dicilo se sabemos traballar xuntos con ese obxectivo común.

(Traducción: Yo soy yo y mi circunstancia. Yo soy mayor y no lloro por los accidentes en los itinerarios. Yo soy de los que creo que no hay que llorar viendo como los gallegos y las gallegas pierden el control del mercado de la energía y recuperan peso (ojo, gallaecticos, con ponerse hasta arriba de buenas noticias). Aunque se dan costaladas, consiguen levantarse e intentarlo otra vez. La cuestión es abrir la puerta. Si algo queda en Gallaecia son puertas. Ni sardinas, ni pulpo, ni chocos, ni vacas, ¡puertas! Las puertas cerradas se pueden abrir. Y las puertas abiertas se pueden cerrar. Por una que se abre, se cierran otras, y por una que se cierra se abren otras. Los países, como las tascas, suelen tener las puertas abiertas, pero también pueden tenerlas cerradas. En ese caso, cumple abrirlas y pedir raciones de espacio económico, objetivo común y desenlace puntual. Si te sienta mal, don't worry, que ya lo dijo el otro. El otro era un tal Nietzsche, pero Quin no puede conocerlo: andaba por las tascas de fora.)

1 comentario:

  1. La traducción resulta de gran ayuda.
    Espero ansioso la segunda parte de esta exégesis "fulgicida".

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