En la noche oscura del otoño gallaéctico, tapadas las estrellas por un manto de niebla, el caminante busca con denuedo alguna luz. Una luz que le guíe hacia el hogar, el de Breogán, o cualquier otro, siempre que en él haya un resplandor, un faro, una lumbre que despeje las tinieblas.
Al fin, tras largo y penoso trecho, encuentra un punto luminoso. Es un hombre que lleva sobre la cabeza una bombilla encendida. Y que con voz solemne dice al verle: É nosa, Fenosa. ¡Quin el Fulget! En persona. Y con las dos linternas que lleva en las cartucheras apunta a un viejo pergamino donde aun se ve en letras desvaídas el nombre "Faro de Vigo", y lee lo siguiente:
O verdadeiramente relevante dos feitos que teñen conmovido os cementos do débil corazón financeiro do estado é que esta vez foron intereses e empresarios galegos quen provocaron o corremento de terras. A lectura que cómpre sacar é que este país ten forza e capacidade para mover as cousas. So ten que poñerse. A alternanza política que se produzo no noso país o 19 de xuño, semella ter detonado unha pulsión social polo cambio que ten activado sinerxias capaces de desactivar os curtocircuítos que manteñen desarmadas e desconectadas as forzas creadores da economía galega.
Nuestro caminante hace tales gestos de dolor e incomprensión, que vamos a facilitar de nuevo una traducción del fragmento, aunque nos cueste, que nos cuesta, porque esta jerga no se habla en ningún lugar de la galaxia gallaéctica, ni se ha hablado. En fin, allá va el intento:
Había una vez unos financieros de corazón débil en los cimientos del estado. O un estado de corazón débil y sin cimientos financieros. Esos financieros debiluchos presiden entidades de mucho fulgor y poder en el mundo exterior, pero aquí, en el estado, no pintan nada. Aquí, quienes pinchan y cortan son los capitalistas gallaécticos, que no se llaman así, sino intereses y empresarios, porque son nosos, como iba a ser Fenoso, y por tanto son buenos. Estos capitalistas tienen dos habilidades: una, la de provocar corrimientos de tierras, y dos, la de dejarse sepultar por ellos. Pero no todo es mérito suyo: el cambio político produjo un cortocircuito en el sótano de las fuerzas creadoras, esto a su vez condujo a la detonación de las pulsiones sociales, y al final pasó lo que pasó: la montaña de sinergias se les vino encima y no se recuperó Fenosa. Ergo, lo importante es participar.
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Me voy a comentar a mí mismo. Y es el caso que escribí esa frase "lo importante es participar" a modo de síntesis (no diré grandiosa porque soy humilde como ZP)del mensaje de Quin sobre el fallido asalto gallaéctico a Fenosa. Pues bien, esta mañana, this morning, exactamente a las ocho menos unos minutos de la morning, Carlos Luis Rodríguez, gran pluma gallaéctica, fidelizada al Correo Xunteiro, empleaba esas mismas palabras, words, parole, parole, parole, hablando en la Cope, rama gallaéctica, del asunto fenosil. Una coincidencia épatante y no sé si inquietante. Hala.
ResponderEliminarPues nada, tengo que reactualizar el comentario. Resulta que Carlos Luis Rodríguez publicaba aquel día un artículo en el Correo Gallego, bajo el título, cito de memoria, "lo importante no es participar". Es decir, que él no se apuntaba a la tesis quintanácea. Dicho queda.
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