Uno de los grandes problemas con los que se encuentran los partidos de oposición en el sistema democrático español es la existencia de una división de poderes completamente viciada, con órganos de control dependientes por nombramiento del gobierno de turno.
Así, no es infrecuente observar las quejas del partido de la oposición de turno en relación a la tendenciosidad del órgano correspondiente siempre favorable al gobierno que lo designó.
¿De qué se quejan?
Al fin y al cabo, es el sistema que les conviene cuando gobiernan. El mismo que no desean modificar para hacerlo más independiente y, por tanto, más efectivo para los ciudadanos, que es ante quienes deben responder.
Si el Partido Socialista quiere sufrir en sus propias carnes decisiones del Fiscal General del Estado, del Tribunal de Defensa de la Competencia o de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, por poner sólo unos pocos ejemplos, que vayan radicalmente en contra de sus intereses cuando pierda el poder, entonces no tiene que seguir más que la receta del Partido Popular durante sus ocho años de gobierno: NO HACER NADA POR LA REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA.
Por ahora parece que lo están haciendo. Para que luego digan que PP y PSOE no comparten espacios comunes.
viernes, 25 de noviembre de 2005
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El PSOE sabe que no tiene mucho que temer. Pues da "la casualidad" de que los que pone el PP en los órganos del estado suelen ser mucho menos beligerantes que los que mete el PSOE. Se atreven mucho menos. Sea por temor a que los "crucifiquen" desde los medios prisaicos y afines, sea porque son más respetuosos con las normas.
ResponderEliminarPues apañados vamos, libelista...
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