lunes, 30 de enero de 2006

Sobre lenguas propias y otras bobaliconadas

Es uno de esos conceptos que se incorporan al lenguaje y lógica política sin examen ni reflexión. Suena bien, a quien no sabe nada de lenguas. Suena bien, por supuesto, a los post-facistas que no pudiendo usar sus categorías mentales favoritas (nuestra raza-nuestro pueblo), las sustituyen con conceptos políticamente más correctos (a nosa lingua-o noso povo). Ocurre, sin embargo, que es un sinsentido.

Desde el punto de pista lingüístico, encontramos sin dificultad que existe la lengua materna, la aprendida en la cuna. También la lengua común, la que permite entenderse a una comunidad. En la península ibérica (incluyo Portugal), la lengua común ha sido el castellano desde el siglo XV.

Desde el punto de vista intelectual, hablamos de lengua culta. Es el modelo establecido de lengua correcta y elevada. Es el vehículo para formar la lengua escrita. El itinerario del castellano ha sido Burgos-Toledo-Corte-Madrid. Curiosamente, la gran lucha intelectual por el canon del español ha pasado inadvertida; la lucha entre el español castellano contra el español andaluz en el siglo XVI. (NOTA: la victoria del modelo escrito fue para el castellano; sin embargo, el futuro pertenece a las variantes andaluzas del idioma. ¿Cuántos hispano-hablantes somos capaces hoy de diferencias la s y z?. Los gallegos hablamos, en el fondo, dos lenguas moribundas)
Desde el punto de vista político existe la lengua oficial. Los nacionalistas, quienes jamás permiten que la verdad estropee una buena historia, aseguran que los Reyes Católicos establecieron el castellano como lengua oficial. Mentira: el castellano lo es desde 1931. Y sólo porque los nacionalistas catalanes querían legitimar la suya.
Previamente a eso, la legislación lingüística en España tenía su origen en las necesidades administrativas lógicas del establecimiento de un estado moderno. La Corona de Castilla, en tiempos de los malhadados reyes católicos, solicitó que la comunicación que se le enviara fuera en castellano (Por cierto, los profesores de gallego dicen que esto implica que prohibieron el gallego). Más tarde, que fuera la lengua de la justicia. En el siglo XIX, llegó la educación pública, y con ella, la enseñanza en castellano. Se consumó así el reemplazo de la lengua culta anterior: el latín.
Esta historia, es necesario notar, es exactamente la misma que la de nuestros vecinos. Las leyes lingüísticas en tiempos de Franco apenas difieren de las francesas, alemanas o italianas. Si acaso, el proceso ha sido aquí más fácil: el castellano estaba mucho más extendido que sus vecinos italiano y francés; y a fin de cuentas, todos los españoles hablamos variantes dialectales del trono común ibero-románico.
Es ensecial recordar una obviedad, que las mentes "pensantes" del nacionalismo gustan de ocultar: Antes del periodo nacionalista, a ningún gobernante le cabía en cabeza que fuera asunto suyo la lengua en la que la gente hablaba. Esto -lo de legislar sobre lo que la gente habla- es propio de las torcidas mentes del totalitarismo contemporáneo.
Sobre el gallego:
Es una falsía más falsa que la moneda falsa la idea de que en el gallego reside "el alma de nuestro pueblo". Las variantes lingüísticas galaicas (pues el idioma común gallego no ha existido hasta que un puñado de intelectuales ha tomado sobre sí tan magna tarea) expresaban perfectamente un mundo hoy fenecido. El léxico labriego o marinero era propio e inexportable, pero los aperos y las costumbres que le daban sustento hoy han periclitado. Un ejemplo: la toponimia gallega muestra el íntimo y profundo conocimiento del paisaje de los hablantes. Pero hoy nadie es capaz de discernir qué son las bouzas, las fragas, las gándaras. Es decir, aquello que le era propio al gallego, las peculiaridades léxicas adaptadas a su paisaje y mundo mueren hoy porque muere también ese mundo antiguo sobre el que se apoyaban.
Más allá de eso todo es cháchara romántica: el castellano y el gallego comparten fonética en más de un 90%, léxico en un 95%, morfología en un 99%, sintaxis en un 100%.
Conclusión: Yo entiendo perfectamente a los nostálgicos, a aquellos que lloran la derrota del gallego frente al castellano. Lo que no entiendo es que la nostalgia se convierta en ley, que se pretenda desandar lo andado. El gallego pudo ser. Pero no fue. Y a estas alturas, no puede recuperar lo que ha perdido: todo el tejido cultural de occidente que ha llegado a nosotros en castellano. ¿Acaso cualquiera de nosotros puede recuperar, a fuerza de voluntad, la pasada juventud?
Los gallegos, ignorantes de lo que dicen sus protectores nacionalistas, parecen opinar lo mismo y no transmiten la lengua a sus hijos. Éstos, la estudian en el colegio, pero no la hablan (NOTA: Un reciente estudio, citado en el último número de la revista nacionalista Grial, da cuenta de la mala opinión que tienen los jóvenes del idioma gallego). Hay quien llora esta pérdida de la lengua y persigue "1000 primaveras más para la lengua". Y mientras tanto, apenas nacen gallegos. Dixi.

7 comentarios:

  1. "Anormalidad" lingüística en la Universidad de Vigo

    2 de junio de 2004

    Acaba de hacer público la Comisión de Política Linguística de la
    Universidad de Vigo el informe "Plan de Política Linguística. Análisis de
    la situación sociolinguística actual: Diagnóstico". En la Introducción
    de dicho informe se nos pide a la Comunidad Universitaria sugerencias,
    comentarios y enmiendas. Lo que sigue son mis comentarios y mi sugerencia.

    La conclusión más significativa del informe es que la situación
    linguística de la Universidad de Vigo es "anormal". Se dan algunos datos
    que avalan esta conclusión: El 70% del Personal Docente e Investigador emplea sólo el castellano o
    más castellano que gallego, poco más del 30% del Personal de Administración y Servicios emplea el gallego oralmente, y, finalmente, sólo un 20% de los estudiantes emplean
    regularmente el gallego. No se entra en cómo se han obtenido estas
    cifras, ni en su fiabilidad estadística. A tenor de lo abultado de
    los porcentajes, cabe suponer, no obstante, que estas cifras aproximan
    la realidad.

    Pues bien, no veo nada de "anormal" en esta realidad. La situación
    linguística en la Universidad de Vigo sería "anormal" si se acumularan
    a cientos en los tribunales los expedientes judiciales originados por
    la discriminación linguística en la Universidad, y creo que no es el
    caso. Llevo impartiendo clases en esta Universidad desde 1991 y, además,
    es mi "alma mater". En todo este tiempo, jamás he tenido noticia de
    ningún acto de discriminación linguística sobre nadie. He calificado
    exámenes escritos en castellano, gallego y hasta en algo parecido al
    portugués sin ningún problema.

    ¿Cuál es, entonces, la "anormalidad" que justifica la existencia
    de un Servicio de Normalización Linguística (desde 1990) y de una
    Área de Normalización Linguística (desde 2001)? ¿En qué consiste
    esta "normalización"? ¿Cómo sabremos que esta "normalización" se ha
    alcanzado? ¿Cuando se haga de nuevo una encuesta y los porcentajes de
    uso del gallego sean del 50%, o quizás cuando sean del 100%?

    Déjenme que les diga algo, señoras y señores normalizadores.
    Ningún miembro de la Universidad de Vigo, por el hecho de serlo,
    pierde ningún derecho ni adquiere ninguna obligación en materia
    linguística que no tuviera antes de ingresar en esta Comunidad.
    Es decir, la "normalidad" linguística que existe en la Universidad
    de Vigo se basa en que cada individuo ejerce su derecho a expresarse
    en la lengua de su elección. El que en el informe se *lamente*
    ("punto feble") que "A lingua de docencia enténdese por parte do
    profesorado como unha decisión totalmente individual" (página
    13), "sen transcendencia colectiva" (página 12), es reveladora de
    su clara incomprensión del concepto de "libertad individual", y de
    una idea de lo "colectivo" más propia de la China de Mao.

    Así que, y ahí va mi sugerencia, desmonten esta Comisión, y sustituyan
    el Servicio y el Área de Normalización Linguística por unos buenos
    diccionarios y unas gramáticas. Esta Universidad tiene problemas reales,
    casi de subsistencia, y es una pena dilapidar recursos y talento en
    problemas artificiales que, tal y como se percibe en los resultados de
    su propio informe (página 13), realmente no logran interesar a casi nadie.

    Atentamente,
    David J. Santos.

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  2. A Rouco, el que nunca quiere entender lo que uno dice.

    Primo: Estoy harto de tus insultos y desprecios. Si tienes argumentos, argumenta. Si sólo los tópicos gastados de una mente sectaria, te los reservas. Aquí se escucha a quien piensa; no a quien se limita a cocear.

    Dicho esto:

    1. El léxico de los aperos antiguos era propio y autóctono; el de la era de la máquina no es más que una adaptación fonética del castellano.

    2. Sobre toponimia: Tú mismo me das la razón. Si necesitamos acudir al diccionario para entender gándara y bouza, es porque estas palabras son sólo reliquias de un tiempo en que la gente tenía un conocimiento profundo del paisajes. Por cierto, antes de despreciar este argumentos con tus usuales insultos acerca de supuestas ignorancias, te comento que me he leído buena parte de la bibliografía existente sobre toponimia gallega, una de mis aficiones intelectuales de siempre.

    3. Sobre el sistema fonológico gallego: Quien escuche atento al rumor de la calle (te recuerdo, ofensor múltiple y constante, que aquí todos somos tan gallegos como tú), se dará cuenta de que, para las nuevas generaciones urbanas, el sistema de 7 vocales ha perdido su pertinencia. Las variantes autóctonas de las sibilantes siguen ese mismo camino.

    4. Lo del gallego y portugués. In illo tempore, cuando eran la misma lengua, valía. La historia las ha separado tanto que los portugueses prefieren que les hablemos en castellano. Están más cómodos así. Algo, por cierto, constatado por cualquiera que cruce el Miño

    Permíteme que me repita: si tienes argumentos, a ello. Si sólo tópicos, descalificaciones, insultos y desprecios, cállate.

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  3. Rouco y su sofistería:

    1. Los ejemplos que aduje (bouzas, gándaras) pretendían probar que la íntima compenetración con la tierra, capaz de distinguir cualquier matiz en ella, propia de la cultura agrícola, ya no existe. Si te ofenden, si insultas mi inteligencia con Caldas y Carballiños (por cierto,ambos topónimos no son exclusivos del área galaica, sino que se extienden, el primero por toda la Romania, el segundo por Asturias y parte de la meseta -variante Carbajo-), permíteme otro ejemplo: Los muchachos gallegos, aprenden la fauna y flora de Galicia (nombres preciosos, la mayoría) cuando ya apenas saben diferenciar entre los distintos árboles y pájaros.

    2. La maquinaria, la industria, el léxico jurídico, todo eso nos ha llegado a través del castellano, no del portugués. Los gallegos, por tanto, han adaptado fonéticamente la versión castellana. A veces ni siquiera se han molestado en modificarla.

    3. Pola/pola. Las distinciones fonéticas que no se aprenden con pañales son casi imposibles de adquirir, por mucha escuela que uno visite. No conozco español que pronuncie perfectamente la /r/ francesa. Acaso en tu escuela, tras estudiar inglés, podáis ir a Londres sin que os notasen la extranjería. Insisto: las siete vocales gallegas son hoy una reliquia.

    4. Si todos los gallegos que conoces hablan gallego en Portugal, permíteme que te diga: tienes que conocer más gente.

    5. Tus mayorías: tengo menos de cuarenta años. O sea, como la mayoría de los gallegos de mi edad, hablo en castellano.

    Por cierto, ¿por qué eres tan irritante, insultante, ofensivo? ¿por qué no puedes argumentar sin menospreciar?

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  4. Cuanta más libertad para los ciudadanos de todos los países, mejor.

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  5. Rouco, como de costumbre, coges el rábano por las hojas.

    Dices esa obviedad de que los topónimos que "non teñen nada que ver coa vida actual". Me serví de la toponimia para mostrar cómo las palabras que describían con precisión la tierra gallega, hoy -tiempos urbanos en los que hasta los labregos viven más pendientes de la UE que de la lluvia- han desaparecido. Por supuesto, también en castellano. Ocurre, sin embargo, que ése era el ámbito donde el gallego era rico y jugoso.

    Dices que hablas con todos tus jóvenes amigo en gallego. Fai o que te pete, my friend. Afortunadamente, no te atreves a decir que la mayoría de los jóvenes gallegos hablan gallego.

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  6. Rouco me dice: "david j.santos, a principal anormalidade é que haia profesores(non galegos xeneralmente) que non saben falar galego e todos os que falan galego tamén saben falar castelán."

    ¿Por qué es anormal que alguien para quien el gallego no es su lengua materna no sepa hablarla? Yo diría que es lo normal. Y, además, no supone ningún problema de comunicación.

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  7. El "ensino público" para quien lo quiera. Los demás queremos un mercado libre de enseñanza que nos permita escoger con LIBERTAD.
    A por el "cheque escolar".

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