Sondeos Antón

El secretario Antón Losada, mano derecha de Quin El Fulget, se entrega a la rica encuesta como un goloso a los pasteles. Hoy nos sacan una más del horno. ¿Se trata de pulsar la opinión gallaéctica sobre la reforma del Estatut, digo Estatuto o de crear opinión sobre el Estatut-tatuto? No podemos sino inclinarnos por la segunda hipótesis.

Ya han conseguido que el personal acepte, como obedientes y sumisos corderillos, que la reforma del Estatatatuto es necesaria y medio urgente. Y que redundará en bienes y parabienes y esto será Jauja la consecución de más autogobierno, es decir, de todas las competencias posibles que haya por ahí. Pero, ¿queda alguna? Aparte de la Defensa nacional, la política exterior, la caja de la Seguridad Social, la administración de Justicia (que ya la están fragmentando), no quedan ya prácticamente competencias exclusivamente estatales. De las 32 que establecía la Constitución como exclusivas del Estado, creemos el loro y yo que sólo quedan siete que en efecto sigan en sus manos.

Sin embargo, no es esto lo importante para los nacionalistas como el secretario Antón. Para ellos lo importante es generar una dinámica en la que con señuelos como "mayor autogobierno" logren llevar al rebaño por la cañada más alejada posible del resto de España, por el camino que permita romper lazos, y que por aquella senda que favorezca el enfrentamiento entre "Galicia" y "España". La matraca de la deuda histórica es capital para abonar el crecimiento del resentimiento y del odio. Y ahí caen las moscas como en la miel: un 78,9 por ciento de los encuestados creen que existe tal deuda histórica. Sólo un 12,5 por ciento mantienen la racionalidad y la cordura y dicen que no, que no existe.

Pocos, pero resistentes a la envolvente marea de estupidez. Una estupidez propiciada, en este caso, por la codicia, por la idea delirante de que "otros nos deben algo" por haber sido una región atrasada y "nos tienen que pagar ahora" para compensarnos. Puestos en plan cobrador del frac, le digo a ese 78,9 por ciento lo que tendría que hacer: presentarse con la factura en Bilbao y en Barcelona. País Vasco y Cataluña fueron beneficiadas por la mayoría de los regímenes españoles, incluido el franquismo. Tanto, que en el XIX se rebotaban y se hacían nacionalistas anti-españolas en cuanto llegaba un gobierno liberal y quería quitar el arancel y las barreras proteccionistas.