Criticaba la izquierda, con mucha razón, las xuntanzas de Fraga con la tercera edad, en las que se repartían viandas a los ancianos, mientras eran entretenidos por bandas de gaiteiros. Panem et circenses, sin otro objeto que consolidar las redes clientelares del partido del poder. Y todo ello con dinero público.
Reconozco que no tenía esperanza alguna en que el bipartito cambiara las cosas. A ningún político gallego le molesta el clientelismo, lo que le molesta es que los electores no sean clientes suyos. No me equivocaba. Con la rapidez de un rayo, el amigo Quin lucha por quedarse con esos votos y organiza, desde la vicepresidencia, las Xuntanzas dos Nosos Maiores. En Villalba, otrora feudo de don Manuel, ha reunido a 7000 ancianos, a los que ha festejado con dinero de todos. La Voz resalta el parecido con las fiestas que organizaba Fraga, aunque ahora no se celebra misa.
El presentador es uno de esos intelectuales perseguidos por el fraguismo: Superpiñeiro. Desde el podio, arenga a los ancianos en la línea del partido: Este país ímolo levantar entre todos por moitos pirómanos que haxa.
Y nosotros que nos temíamos que estos querían cambiar a su antojo nuestra tierra...
Lo curioso es que los que antes jaleaban a Quintana por atacar a Fraga en alusión a estos temas seguro que ahora no le llaman hipócrita por hacer lo mismo...
ResponderEliminarEstos tipos tienen patente de corso y hacen y deshacen a su antojo...