lunes, 12 de noviembre de 2007

Lo que ni el Rey ni Zapatero le dijeron a Chávez

«Aznar no es fascista ni apoyó ningún golpe de Estado en ninguna parte nunca.»

"Autogolpe" según dijo Felipe González en abril de 2002, quien calificó a Hugo Chávez de "golpista" sin ahorrar explicaciones: "por los votos o por las botas es un autoritario que liquidaba las libertades". "No sólo se es un autoritario cuando se llega al poder con las botas, sino cuando se tienen mayorías, pero no se respetan las reglas del juego". "Estaba montando un autogolpe al estilo Fujimori", ex presidente peruano.

Y es que este incidente tiene nombre y apellidos, Miguel Ángel Moratinos Cuyaubé quien, ya ministro de asuntos exteriores dos años después, en noviembre de 2004, se inventó que el gobierno previo de José María Aznar era responsable de haber apoyado el golpe. El flamante nuevo Gobierno iniciaba por entonces sus también nuevas relaciones internacionales. Nuestros mejores aliados en el extranjero debían ser en adelante los presidentes populistas al estilo de Chávez o Morales.

Y ahí estaba Moratinos el pasado sábado, sentado a la vera del rey y de Zapatero, aguantando la respiración...

Ahora Chávez, picado en su orgullo y envalentonado, sube la apuesta y pregunta: Señor Rey, responda: ¿sabía usted del golpe contra el Gobierno de Venezuela?

Dos lecturas imprescincibles en el blog de Santiago González:

1. La Cumbre Iberoamericana, como 59"
"Se puede estar en las antípodas de su pensamiento. No seré yo el que esté cerca del ex presidente Aznar, pero fue elegido por los españoles. Exijo respeto".
Razonamiento análogo cabría para defender al propio Chávez y a Hitler. ¿Puede el presidente del Gobierno español defender a su antecesor desde una implícita comunidad de valores con un dictador como Chávez?

2. Cumbre borrascosa.


Moratinos, dimite.
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8 comentarios:

  1. Y Trinidad Jiménez, que también estaba sentada en la cumbre en calidad de Secretaria de Estado para Iberoamérica, secundó en abril de 2004 a Felipe González:

    El 12 de abril de 2002, horas después del golpe, Trinidad Jiménez declaró, según informa la agencia EFE: "Chávez venía dando autogolpes en los últimos años desmantelando el sistema democrático, ya que actuaba como un dictador y era un ejemplo de como a través de unas elecciones democráticas se puede llegar al poder y actuar dictatorialmente".
    http://www.libertaddigital.com:83/php3/noticia.php3?fecha_edi_on=2004-11-25&num_edi_on=1451&cpn=1276238418&seccion=ESP_D

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  2. Aznar apoyó el golpe de Estado.

    Chávez ha sido elegido democráticamente, mal que le pese a muchos.

    Y la economía de Venezuela va como un tiro, mal que le pese a muchos.

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  3. Y su reforma de la constitución también será aprobada por el pueblo venezolano, legalmente, siguiendo los trámites que la propia constitución exige, nada de qué escandalizarse.

    Y podrá ser reelegido tantas veces como sus ciudadanos, democráticamente, decidan. Como ocurre, por ejemplo, aquí, en España.

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  4. Hitler también fue democráticamente elegido, y convirtió la democracia alemana en una dictadura: igualito a lo que está haciendo Chávez en Venezuela.

    Me pasma que aún haya en España gente que defiende a ese tirano cuyos pistoleros se dedican a asesinar a estudiantes pacíficos cuyo único "delito" es manifestarse contra un Gobierno que cada día muestra más desprecio por los derechos individuales de los venezolanos.

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  5. Un buen análisis de GEES
    http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_40376.html

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  6. También esto tiene miga:

    Un oscuro episodio de los "años de hierro"
    Se urdió un plan de los monárquicos antifranquistas y de los servicios secretos useños para explotar el maquis comunista: con ese pretexto se denunciaría la "inestabilidad de España", "peligro para Europa" y los tanques aliados invadirían el país
    Pío Moa



    Uno de los sucesos más interesantes y reveladores de los años 40 fueron los movimientos monárquicos y de los Aliados para derrocar a Franco. En 1945, cuando los acuerdos de Yalta parecían determinar la liquidación del Caudillo, según expone Luis María Ansón, se urdió un plan de los monárquicos antifranquistas y de los servicios secretos useños para explotar el maquis comunista: con ese pretexto se denunciaría la "inestabilidad de España", "peligro para Europa", los tanques aliados invadirían el país y –pensaban algo ingenuamente– eliminarían con suma facilidad al vencedor de la guerra civil e impondrían la monarquía.

    El plan fue diseñado por Allen Dulles, el jefe de la OSS, precursora de la CIA, y acogido de buena gana por Sainz Rodríguez y otros. Don Juan, por su parte, explicará a Ansón: "Quiero que te quede completamente claro que yo no acepté el plan, y, claro, mucho menos lo estimulé (...). Debo decir que no me opuse. Escuché lo que me decían y sanseacabó". Es decir, que sí lo aceptó, aunque poniendo cara de póker. De hecho Dulles no proponía, daba instrucciones a los juanistas como si fueran empleados suyos, y no parece haber habido mucha repugnancia en los monárquicos antifranquistas –que eran solo una fracción de los monárquicos, aunque muy influyente— ante la perspectiva de ocupar el poder con tales métodos. La maniobra está en la base del célebre Manifiesto de Lausana, con el cual creyó Don Juan abrir su camino al trono y que, en realidad, se lo cerró para siempre. Intriga, pues, típicamente maquiavélica, pero también mal calculada; en otro artículo explicaré por qué. Transcribo de Años de hierro:

    Mientras tanto, los comunistas ignoraban el papel de peones inconscientes diseñado para ellos, y no pensaban por el momento repetir una aventura como la del valle de Arán. Coincidían todos en la idea de utilizar las guerrillas para provocar la intervención aliada, pero el PCE quería crear su propia fuerza armada a fin de tener el papel decisivo en el posfranquismo. Por ello continuaba introduciendo en el país cuadros probados en el maquis francés y hasta en la lucha partisana soviética, coordinando políticamente a los grupos de huidos dispersos, y fundando otros nuevos. Hallaban pocas simpatías entre la población, como ya habían comprobado el otoño pasado, y ello dificultaba su tarea. En Rusia, los partisanos se habían implantado sembrando el terror entre la población civil desafecta, ante la indiferencia de los alemanes, para en una segunda fase concentrarse sobre la Wehrmacht. Pero en España la policía no iba a permanecer indiferente. Los guerrilleros esperaban superar estos obstáculos con algo de tiempo y la intensificación progresiva de las acciones.

    Entre tanto, debían correr serios riesgos para conseguir armas, apoyos seguros –siempre escasos–, montar "estafetas" para el correo y los suministros, etc. Las estafetas solían instalarse en huecos de árboles o bajo piedras de cierto tamaño, cerca del chozo de algún pastor o la casa de algún campesino que servían de enlaces. De este modo no necesitaban verse ni concertar citas entre unos y otros. Los guerrilleros debían vigilar el lugar antes de acercarse, pues, como ocurriría a veces, la Guardia Civil podía haberlo descubierto y preparado una emboscada. Otros problemas surgían de las querellas dentro de las partidas, la desigual formación política o la tendencia al bandidaje.

    No menor era la dificultad de encontrar atención médica para las heridas o las enfermedades, fáciles de contraer en tan ardua existencia. A veces obligaban a atenderles a médicos normales, a punta de pistola, un método peligroso. La agrupación guerrillera de la zona centro insistía a la dirección, a finales de 1944: "La urgencia del médico para nosotros es de carácter inmediato, esperamos que esto no se demore". El médico debía estar entrenado para "largas marchas y con peso encima, como es el equipo y la comida, pues de no ser así, como comprenderéis, nosotros no tenemos retaguardia y corre peligro de caer en manos del enemigo". Y debía ser un guerrillero más, pues "una de las mayores dificultades que tenemos es que aquí existe demasiado personal inútil: mujeres, viejos y niños; en fin, muy pocos para dar la cara y lo peor es que todos comen". El informante exageraba, pues los viejos y las mujeres contribuían a la lucha en alguna medida, y niños apenas habría alguno.

    Por fin consiguieron un médico, "camarada joven y decidido", Manuel Tabernero Antona, con los apodos Lyon y Robert, que se incorporó al grupo a finales de 1944 o principios del 45. Una carta suya a la chica que le servía de enlace con Madrid revela otras facetas de aquella vida: "Simpática camarada Flor: el día 3 por la noche bajé en compañía de unos guerrilleros a recibir las cosas que nos mandabas, y cuando regresé al campamento eran las tres de la madrugada. Como podrás imaginarte, todos estaban profundamente dormidos, porque el mismo día, precisamente, Carlos y Ángel habían regresado de un largo viaje; pero los llamé y les dije: "Camaradas, traigo carta de Flor". Inmediatamente se incorporaron, rebosando de alegría. Tuve que encender el candil y, mientras se recreaban con la lectura de tu misiva, entre carcajadas y alborozos, a mí me correspondió ser la víctima, tuve que prepararles el café en la forma tan poética que tú sabes, machacado con una piedra y colado con un calcetín. ¡Y qué paladar más exquisito tiene! Estoy seguro de que te gustaría. A mí los primeros días estas cosas me causaron cierto efecto raro, pero ha desaparecido toda clase de escrúpulos. Referente a tu preocupación por sus vidas, ¡tranquilízate!, velaré por ellas".

    La carrera de Lyon sería breve. Llegó a dirigir la agrupación guerrillera de Gredos, pero el 13 de septiembre de 1946 caería junto con otros jefes del maquis en una emboscada de la policía, en la huerta del "tío Matapulgas", cerca de Talavera de la Reina. Se habían reunido allí para resolver asuntos internos. La "catástrofe de Talavera" traería desarticulaciones en Madrid y Toledo, y el descubrimiento del cuartel general del "Ejército Guerrillero" en un chalé del barrio madrileño de Ciudad Lineal, provisto de una emisora manejada por un militante llegado de la URSS.

    El doble e imbricado episodio de los monárquicos, el OSS y los maquis podría dar lugar a una buena película o novela y se presta, desde luego, a muchas reflexiones. Por ejemplo cómo, a veces, gente con talante de héroes defiende las peores causas, mientras causas superiores son representadas por personas de gran bajeza. El mito de Adán y Eva, mucho más profundo que las simplezas morales de Dawkins o Pinker, lo indica: comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal esperando ser como dioses, y accedieron a la esfera del mal y del bien, en efecto, perdiendo la inocencia de los animales. Pero nunca lograron dominar aquella ciencia.

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  7. "Hitler también fue democráticamente elegido, y convirtió la democracia alemana en una dictadura: igualito a lo que está haciendo Chávez en Venezuela"

    ¿No me diga? ¿Y podría usted indicarme quienes juegan el papel de los judíos, y cuál es el equivalente a la estrella de David? ¿Están quemándolos ya en los hornos, o todavía no ha comenzado esa parte? Hitler fue elegido democráticamente, pero ¿siguió siendo elegido democráticamente?

    "Me pasma que aún haya en España gente que defiende a ese tirano"

    Yo no le defiendo. Entiendo que las verdades duelen, pero simplemente son verdades. Venezuela va como un tiro, le guste a usted o no le guste.

    "cuyos pistoleros se dedican a asesinar a estudiantes pacíficos"

    ¿Podría usted darme el nombre de uno de esos estudiantes asesinados por "pistoleros"? Yo veo un poco ridículo salir a la calle a protestar contra una consulta popular cuando tendrán el derecho de votar en contra unos días después. ¿Qué es ello tan terrible que dice esa nueva constitución "a medida" de Chávez? En vez de "pasmarse" usted podría indicármelo, a ver si de paso me entero de por qué motivo protesta usted.

    "cuyo único "delito" es manifestarse contra un Gobierno"

    Ya. Igual que las manis del 2002, que acabaron en un golpe de Estado contra un presidente elegido democráticamente. Y de nuevo no le defiendo, simplemente expongo los hechos de una situación más compleja de lo que usted la pinta.

    "cada día muestra más desprecio por los derechos individuales de los venezolanos"

    ¿Por ejemplo?

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  8. «“¡Aquí no hay libertad de expresión!”, claman con absoluta libertad de expresión las pantallas de televisión, las ondas de las radios y las páginas de los diarios. Chávez no ha cerrado ni una sola de las bocas que cotidianamente escupen insultos y mentiras. Impunemente ocurre la guerra química destinada a envenenar a la opinión pública. El único canal de televisión clausurado en Venezuela, el canal 8, no fue víctima de Chávez sino de quienes usurparon su presidencia, por un par de días, en el fugaz golpe de Estado de abril del año 2002.» [Eduardo Galeano, «Entre Venezuela y Nadalandia», 18 de agosto de 2004].
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    «Uno de los más conspicuos observadores internacionales del pasado referendo revocatorio del 15 de agosto en Venezuela —y tuvimos varios— fue el periodista Uruguayo Eduardo Galeno. Como sabemos que este régimen no da puntada sin hilo, su visita no nos sorprendió; la esperábamos desde el momento en que Chávez Frías mencionó su libro, Las Venas Abiertas de América Latina, y su admiración por el autor, hace ya algunos meses.

    Tampoco nos sorprendió su artículo, publicado por El Nacional el pasado 29 de agosto, (“Entre Venezuela y Nadalandia”), en el cual nos narra su impresión de los eventos ocurridos y de los cuales fue “observador”. Lo que me sorprendió un poco fue su estilo; a Galeano lo hubiera ubicado más en el “realismo socialista” (¿Stalinista?) que en esa especie de “realismo mágico”, pero al revés, del que hace gala y desarrolla en su artículo.

    Si el "realismo mágico" impregna con fantasía la realidad para contarnos inverosímiles y fabulosas, pero verdaderas, historias, tal como sus protagonistas juran que las vivieron, en el de Galeano, en su artículo, la fantasía del autor -sin duda reflejo de la “historia oficial” del régimen- despoja a la realidad de los hechos verdaderos.

    Sabemos que en política las cosas no ocurren como las pensaba Santo Tomas el Apóstol, que pedía “ver para creer”; en la política y sobre todo en las “revoluciones”, las cosas se creen y luego se ven como se creyeron. No es criticable que Galeano asuma la “historia oficial”, después de todo, es su opción personal. Lo que resulta desconcertante es que alguien que tiene algún prestigio intelectual que jugarse, se trague las patrañas del régimen y su versión propagandística de algunos hechos.

    Quien ha vivido en Venezuela sabe que no es cierto eso de que Chávez Frías “aceptó el referendo”, como dice Galeano; ni siquiera los más obcecados seguidores del régimen se lo creen. Saben que Chávez Frías aceptó porque no le quedo más remedio; que manipuló y se opuso mientras pudo. Que lo bloqueó con sus lacayos del CNE por más de un año, que lo retrasó con miles de trucos y argucias; que gritó “fraude” y pidió contar una a una las firmas, que el CNE le entregó y que sus seguidores publicaron los nombres y cédulas de identidad de quienes firmaron para intimidarlos; que amenazó con despedir de sus trabajos a quienes firmaron en su contra, que les quitó becas, privilegios y créditos; que llamó a quienes firmaron "traidores a la patria" -toda personalidad "autoritaria" se confunde a si mismo con la "patria"- en fin, que hizo lo indecible, que no quedó nada que no intentara por evitarlo y que sólo la inquebrantable voluntad popular lo obligó a aceptar el referendo.

    Sí, es cierta una parte que narra Galeano, en cuanto a que hace aproximadamente un mes el expresidente Pérez en unas infelices declaraciones -sólo explicables, pero no excusables, por su avanzada edad- señaló que la única manera de salir de Chávez Frías era, precisamente, la vía que Chávez Frías intentó, en dos oportunidades, en contra de Pérez en 1992 para deponerlo a él de la presidencia: El golpe de estado. Al menos Pérez se quedó en las palabras, porque quizá Galeano ignora, o pretende ignorar, que el único golpista que ha tenido Venezuela en los últimos 46 años -antes de los desafortunados sucesos de abril de 2002- se llama Chávez Frías.

    En el mezclado “realismo mágico” de Galeano, según el cual agrega y quita cosas a la realidad como mejor convenga a su historia, hay un par de episodios que vale la pena considerar. Uno de ellos es que Galeano vio lo que todos vimos el domingo 15: Largas colas, larguísimas colas, para votar. De tal longitud eran, que hasta el psiquiatra que preside la Junta Electoral Nacional, Jorge Rodríguez, se confundió, pensó y declaró con júbilo, que esta sería la abstención más baja de la historia electoral venezolana. Más o menos la misma confusión que tuvo Galeano que dice en su articulo que -según él- antes “los venezolanos se iban a la playa cuando había elecciones”, pero ahora había “torrentes de electores”, “colas enormes”, un “aluvión” de votantes. Lastima que la “realidad” no sea tan mágica como su interpretación y al final los hechos, los humildes hechos, nos arrojan que la abstención fue del 30%.

    Es decir, para desconsuelo del psiquiatra Rodríguez y del periodista Galeano, la abstención no sólo fue alta, altísima, sino que las colas que todos vimos seguramente se debieron a lo que siempre es la causa principal de las altas abstenciones: La ineficacia del organismo electoral para organizar las elecciones de una manera expedita. Y eso que el régimen se gasto todos los dólares que quiso, más de 200 millones, en proveernos de una fabulosas máquinas que al final se piensa que para lo único que sirvieron fue, unas para retrasar el proceso y las otras, para hacer un fraude electrónico, que seguramente será difícil de probar.

    Ciertamente, bien lo dice Galeano, Venezuela es un país donde los muertos tienen malas costumbres; una de ellas es votar; por eso es que el régimen a través de sus acólitos del CNE dispuso de unas modernas maquinas “cazahuellas” -parte de la tecnología último modelo de que habla Galeano- que costaron entre equipo y transmisión satelital la friolera de 60 millones de dólares, sin licitación, pero que “cumplieron” su cometido: Lograron detectar que 24 personas intentaron votar dos veces.

    El otro episodio que narra Galeano y que merece un comentario, no fue algo que vio, sino algo que no vio, pero que seguramente le contaron sus amigos del régimen, claro. Si el realismo mágico es aceptable para vestir la realidad de fantasía y explicarse las cosas que la razón de los personajes no alcanza todavía a entender o la represión no permite contar, el despojar a la realidad de sus hechos, enmascararlos o negarlos simplemente, no es realismo mágico: Es mentir.

    Según Galeano, la manifestación que recorrió las calles el 10 de abril de 2002 fue mentira. Una “estafa”, según él, “no existía, según se ha demostrado con pruebas irrefutables”. ¿Cuáles serán esas pruebas tan irrefutables que conoce el señor Galeano y desconocemos los venezolanos? Lo que si sabemos los venezolanos es que es día murieron 19 personas en una manifestación que por lo visto no existió, que los que dispararon, conocidos partidarios del régimen, fueron vistos por innumerables testigos y que fueron filmados y algunos hasta confesaron; que fueron “juzgados” y absueltos y nadie, hasta ahora, ha pagado por esos crímenes.

    Pero hay algo en lo que tiene razón Galeano, en el país hay libertad de expresión, no cabe duda; aunque tampoco cabe duda que el de periodista es el oficio más arriesgado en Venezuela, en cuyo ejercicio han muerto varios, durante los últimos años; otros han sido heridos sin que haya aparecido un solo culpable. Uno de ellos, por cierto, murió en la manifestación de abril de 2002 que el “realismo mágico” de Galeano eliminó de nuestra historia, tal cual fue eliminada la masacre aquella que nos narrara García Márquez en Cien Años de Soledad y en su biografía y que tampoco existió nunca.

    Pero sí, es cierto, los venezolanos escribimos y decimos lo que queremos. No es menos cierto que también lo hace el Presidente Chávez Frías, que a “escupir insultos” para usar la galeana expresión, no hay quien le gane. No sólo en elecciones gana Chávez Frías.

    Al artículo de Galeano, mejor que Nadalandia le hubiera quedado el de "neverland", la tierra de “nunca jamás”.»

    [«Del realismo mágico y de "nadalandia"», Ismael Pérez Vigil, El Libertario, Venezuela, septiembre de 2004].-

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