martes, 15 de abril de 2008

Michael Oakeshott: una actitud conservadora para una política liberal

En 1956 Michael Oakeshott impartió en la Universidad galesa de Swansea su conocida conferencia titulada “On being conservative” (traducida al español como “La actitud conservadora”).
Como aclara al principio de la conferencia, su afán no es el de deducir principios generales explicativos sobre algo que no considera ni un credo ni una doctrina, sino una actitud, una disposición, o propensión, a pensar y a comportarse de determinada manera.
En general nada hay de bien sorprendente en lo que dice en las dos primeras partes de las cuatro que componen la conferencia. La actitud conservadora, que sólo es una de varias posibles actitudes que acompañan al ser humano en mayor o menor grado, es por naturaleza reacia al cambio ("circunstancias a las que hemos de adaptarnos", "fuerza hostil", "ineludible"), que considera negativo por defecto; y es muy suspicaz frente a la innovación ("empresa ambigua", "más preferibles las pequeñas y limitadas, o puntuales, que las grandes e inciertas").
Más que como un afán inmovilista a secas vendría a ser, tal como me pareció entenderlo, como una propensión al inmovilismo pero resignada al cambio y conforme, sin entusiasmo, con la diversidad de otras actitudes también humanas.

No entraré en más detalles. Lo que me interesa ahora aquí es ofrecer la tercera parte del discurso dedicada a "interpretar la disposición conservadora en el ámbito de la política".
Oakeshott entiende que cada individuo debe poder desarrollar su "autogobierno" en la mayor medida posible tratando el gobierno simplemente de limitar el conflicto: "el conservadurismo no está necesariamente relacionado con ninguna creencia en particular acerca del universo, del mundo en general o de la conducta humana en general. [...] La inteligibilidad de la actitud conservadora en política nada tiene que ver con la ley natural ni con una idea del orden providencial, ni tampoco con la moral o la religión, [...] el hecho de gobernar es una actividad limitada y específica que se refiere a la provisión y salvaguardia de reglas generales de conducta entendidas éstas no como imposición de actividades sustantivas sino como instrumentos que permiten a cada cual desarrollar, con la menor frustración, las actividades de su propia elección. [...] [Los sueños de los políticos] no son diferentes de los de las demás personas, y si ya resulta aburrido tener que escuchar una y otra vez los sueños de los demás, intolerable sería que se nos obligara a realizarlos. Toleramos a los monomaníacos, es ya una costumbre hacerlo; pero ¿por qué habrían de gobernarnos? [...] Dado que la vida es un sueño, pensamos (con lógica plausible, pero errónea) que la política debe ser un choque de sueños en el que esperamos imponer el nuestro."

Sirvan estos extractos de síntesis de la concepción de gobierno, abiertamente liberal, que propone Oakeshott, quien pretende asimismo dejar claro que "no hay en absoluto contradicción en ser conservador respecto al gobierno y radical respecto a prácticamente todas las demás actividades. Y a mi entender," -añade- "hay más que aprender sobre esta actitud de Montaigne, Pascal, Hobbes y Hume que de Burke o Bentham."

Antes de pasar al texto unos barruntos y observaciones:
1. Tengo ciertas dudas de que Hayek escribiera su "Por qué no soy conservador" como respuesta a esta conferencia de Oakeshott, como dice A. Golmar. Es más, incluso diría que habría alguna contradicción. En todo caso, si fuera así, creo que no le hace justicia a Oakeshott quien, aunque nos habla de una actitud conservadora fácilmente reconocible y bastante estereotipada, no es un conservador tan conveniente como el sparring que se ha buscado Hayek.

2. No veo en Oakeshott (al menos en esta conferencia) ningún signo de ese historicismo platónico que considera el cambio o las transformaciones sociales como una fuerza de decadencia o degeneración. Nunca se lamenta diciendo que cualquier tiempo pasado fue mejor ni nada semejante. La actitud conservadora de la que habla está fuertemente vinculada a la idea, siempre subjetiva y personal, de la familiaridad. Uno es conservador sobre todo respecto de aquello que conoce personalmente (y por lo que siente apego), como individuo, y un hijo no tiene por qué estar apegado a las mismas cosas que su padre. Stay with me because I am attached to you, nos dice.

3. Y ya que estoy con Platón, también se puede comprobar que no padece Oakeshott de ese mal conocido como "La seducción de Siracusa".

[Aquí el texto]

5 comentarios:

  1. Gracias por la mención de la reseña. La relación entre O y H fue de antipatía mutua, aparte de las discusiones teóricas. Es difícil entender algunas de las cosa que H dice en su ensayo sin pensar en O, como inspirador de ellas, siempre a contrario, claro.

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  2. Otra cosa interesante es que en los últimos tiempos numerosos autores comunitaristas y multiculturalistas se apoyan en O para defender sus postulados normativos. Un asunto muy interesante que debería ser un tema interesante para alguna investigación teórica sobre las dos caras de Jano del conservadurismo, en cuyo nombre, igual que en el liberalismo, se pueden defender muchas cosas.

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  3. Perdón por la reiteración de "interesante". Ya sabes cómo es esto de escribir comentarios a vuelapluma.

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  4. Gracias por el apunte, Libertymad.
    Sería interesante abundar en ello.

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