sábado, 28 de junio de 2008

Prolegómenos de Aranjuez: Dhimmitud, el concepto que viene

Bat Ye´or, investigadora egipcia de origen judío, se dedicó, en los años 70, a rescatar la voz y sufrimiento de los dhimmis (¿o dhimmíes?). Los testimonios que venían durmiendo un sueño de siglos en archivos y bibliotecas fueron plasmados en The Dhimmi, obra que vió la luz en 1984.

¿Qué es un dhimmi? Desde un punto de vista estrictamente histórico es el sujeto que, vencido en la jihad, es tolerado por los vencedores a seguir habitando su propia tierra a cambio de un tributo. Las comunidades dhimmis (cientos de miles de personas, a lo largo y ancho de territorio islámico) han soportado, la mayoría de las ocasiones en silencio, un status de apartheid político y religioso por su simple condición de no musulmanes. Bat Ye´or, en el prólogo del libro, explica el motivo de su investigación (la traducción es mía):

"Este estudio no pretende investigar el status legal de los pueblos dhimmis - las naciones y comunidades no árabes y no musulmanas que fueron sometidas a la dominación islámica después de la conquista de sus territorios por los árabes. Algo así ya lo hizo Antoine Fattal, quien analizó tanto los aspectos legales y teoréticos de dicho status, como sus aplicaciones prácticas. Tampoco este libro se ocupa de una descripción cronológica minuciosa del curso de los acontecimientos que sustentaron la historia de cada uno de los pueblos dhimmi, dado que algo así atañe al historiador especialista en la materia.

El objetivo de este estudio es mucho más modesto. Ha surgido de la reflexión independiente entre conquistador y conquistado, establecida como resultado de un particular código de guerra, la jihad, dado que en el drama interpretado por la Humanidad sobre el escenario de la Historia, está claro que los pueblos dhimmis soportaron el papel de víctimas, derrotadas por la fuerza; más aún, solo después de una guerra, una jihad, y tras una derrota, es cuando una nación se convierte en dhimmi. Tolerados en su propia patria, de la que han sido desposeidos, estas gentes viven desde entonces en la Historia como si simplemente hubieran quedado suspendidos en el tiempo. Pues el factor político que decide el destino de un pueblo dhimmi es esencialmente una desposesión territorial."

Es impactante ir recorriendo las páginas de este libro, asistiendo al lado de las víctimas dhimmis a su total alienación política y social dentro de su propia patria. No ha habido nación invadida y conquistada por el islam que no haya generado su colectivo de dhimmis. También el reino vencido del visigodo Rodrigo tuvo su propia cuota de dhimmitud: los mozárabes y judíos en territorio andalusí.

Pero todo esto, con todo el escalofrío que implica, no debería provocarnos más preocupación que el conocimiento cierto de una más de las muchas atrocidades que el homo sapiens ha provocado en el pasado, si no fuera porque una nueva dhimmitud, hija del pensamiento flácido y la progredumbre, emerge en nuestro Occidente contemporáneo: la actitud de sumisión y apaciguamiento servil ante cualquier acto de palabra u obra, que pueda ofender al islam o sus creyentes. Desde la crisis de las caricaturas de Mahoma al discurso del papa en Ratisbona, el casco del trasatlántico europeo de la razón y el pensamiento ilustrado acumula año tras años más grietas dhimmis, que abren vías de agua en nombre de la tolerancia, la alianza de civilizaciones y la multiculturalidad. Entre las múltiples mamarrachadas neodhimmis que surgen cada día, esta es especialmente ridícula. Juzguen ustedes.

Voy a planchar y a hacerme la maleta.

By the way, ¿quién es Lady Godiva? ¿piensa ir desnuda por Aranjuez?....ojo, algún funcionario neodhimmi puede obligarla a cubrirse, como a la niña inglesa.

2 comentarios:

  1. De mis lecturas atrasadas extraigo esto sobre los Alevis, una especie de herejía islámica no carente de interés. La Wikipedia tiene una entrada bastante completa al respecto.

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  2. In her seminal Eurabia: The Euro-Arab Axis, historian Bat Ye’or details a series of agreements between the European Union and the Arab League that guaranteed that Muslim immigrants in Europe would not be compelled in any way to adapt “to the customs of the host countries.” On the contrary, the Euro-Arab Dialogue’s Hamburg Symposium of 1983, to take just one of many examples, recommended that non-Muslim Europeans be made “more aware of the cultural background of migrants, by promoting cultural activities of the immigrant communities or ‘supplying adequate information on the culture of the migrant communities in the school curricula.’” Not only that: “Access to the mass media had to be facilitated to the migrants in order to ensure ‘regular information in their own language about their own culture as well as about the conditions of life in the host country.”

    The European Union has implemented such recommendations for decades — so far from playing down the differences between ethnic groups, they have instead stood by approvingly while immigrants formed non-assimilated Islamic enclaves within Europe. Indeed, as Bat Ye’or demonstrates, they have assured the Arab League in multiple agreements that they would aid in the creation and maintenance of such enclaves. Ignorance of the jihad ideology among European officials has allowed that ideology to spread in those enclaves, unchecked until relatively recently.


    Robert Spencer. Paris Burning. FrontPageMagazine.com | 11/4/2005

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