martes, 12 de agosto de 2008

Comentarios a Albert Esplugas (5/5)

  1. Comparar a los nacionalistas con los nazis devalúa lo que hicieron los nazis. Me imagino caras de desconcierto y miradas de "dónde diantre nos hemos metido" cuando pienso en una conferencia en la que se compara a los nacionalistas catalanes con los nazis y los asistentes son judíos que sobrevivieron al Holocausto o familiares de víctimas.
A mí tampoco me parece bien la banalización del mal, que es una constante en la conducta de los nacionalistas demócratas, y tiene tan graves consecuencias morales en nuestro panorama político. Acabo de oír al Sr. Ercoreca referirse a los crímenes de De Juana como 'desaguisados', y como ésta hay miles, hasta el punto de que yo lo considero un rasgo constitutivo de los nacionalismos demócratas. Consta en las hemerotecas la negativa del BNG a condenar el Holocausto si la declaración no incluía una condena pareja de la guerra de Israel contra el terrorismo palestino.
Dicho esto, a mí también me cuesta mucho imaginar una conferencia en la que se compare a los nacionalistas catalanes con los nazis ... en Cataluña. En realidad, en Cataluña no sé si es posible hablar públicamente del nacionalismo catalán por alguien que no pertenezca al clan -en una conferencia anunciada en la universidad, por ejemplo- aunque los conferenciantes no tengan ni remotamente la intención de pronunciar esa comparación. Hay precedentes -Juaristi, Arcadi Espada, Savater, ...- que, sin incurrir en tal 'exceso retórico' hubieron de desistir de la retórica sin exceso.

Las razones, contundentes -la retórica de los puños-. Serían nazis en Alemania, pero tal vez su traducción al catalán exija otra palabra. En diversos incidentes violentos se han identificado miembros de partidos independentistas catalanes -ERC-; y en todo caso la minimización de los demás (algo así como lo de 'los chicos de la gasolina', de Arzallus).

Con el exceso retórico denunciado, tal vez con razón, por el articulista, no se alude necesariamente a independentistas catalanes comandando campos de exterminio de charnegos. Tampoco en 1930 había campos de exterminio de judíos. La serpiente, antes fue huevo. La experiencia histórica debería servir para algo. Se denuncia una ideología racista en su origen y en su esencia -aunque haya substituido la raza por la lengua y por el folclore a efectos funcionales-, y se denuncian unas tendencias cuyo pleno desarrollo conduce a la asimilación, a la rendición de la mitad de la población -como ya está sucediendo en el ámbito escolar- o a la exclusión absoluta. Tal vez el nacionalismo catalán no es más porque no puede más por el momento, y porque los tiempos no consienten lo que estaba de moda en los años treinta en Europa -aunque hemos vuelto a verlo en los noventa en Yugoslavia-. Con todo esto, no sé si lo perentorio es atenuar la crítica.
El nacionalismo catalán, y los demás, tienen su proyecto. Un proyecto en el que no caben cientos de miles de ciudadanos. Puede ser excesivo calificarlo como nazi. Pero en la guerra retórica abierta, no sabría si ese 'exceso' es mayor o menor que los puestos en circulación por la alianza social-nacionalista, que incluye, nada menos, que la invención de la Historia, y en lo menudo la atribución del carácter de fascista -vulgo facha- a todo opositor, incluida la autora de este benévolo artículo.

En tal coyuntura, siendo siempre higiénico vigilar los propios excesos retóricos, se me presenta como más urgente denunciar los del adversario.
  1. Cuando uno cae en la exageración y en los excesos retóricos corre el peligro de que solo le tomen en serio los que ya están de acuerdo con él.
No sé si esto es cierto, pero debiera serlo.

- Carlota Corday
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Comentarios a Albert Esplugas (1/5)

2 comentarios:

  1. Bueno, si comparar a los nacionanistas con los nacionalistas-socialistas de la Alemania de los años 30-40 devalúa los crímenes cometidos por éstos últimos, espero que no haya inconveniente en compararlos con los fascistas de Mussolini, cuyo régimen paradigmáticamente totalitario destaca por la ausencia de asesinatos en masa y genocidios.

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  2. Pues aunque parezca mentira, aun a día de hoy algunos se atreven a ser explícitamente racistas.
    Como denuncia Elentir:
    “La legislación penal y penitenciaria deberá basarse en los principios científicos de la prevención del delito y defensa racial“.
    Lo dicen los estatutos de la UPG, partido hegemónico en el BNG.

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