martes, 12 de febrero de 2013

«¡Gracias, Benedicto!»

Renuncia al cargo el Papa que, quizás, más haya contribuido a un acercamiento racional al catolicismo. Sobre todo al acercamiento de los ateos racionalistas. Que otra cosa bien distinta es el tránsito en sentido contrario, del catolicismo pedestre a la razón.
Si su verdadera intención fue una o las dos cosas lo desconozco, pero así como fue un Papa extraordinario en la teoría, fue fallido en la práctica apostólica interior (en lo que al logos se refiere) y sobre todo en la exterior, la del proselitismo. Acaso su mayor renuncia en este terreno comenzó al claudicar frente al ataque a su discurso de Ratisbona en 2006. Poco después nombraría al cardenal Tauran -es gracias a los musulmanes que Dios está de vuelta en Europa- presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Por el lado más positivo (si bien queda algo turbio, para mí no bien esclarecido en su historial -antes de ser Benedicto-), con respecto al tema de los pederastas en la Iglesia, estuvo muy bien aquella carta reconociendo explícitamente los casos y pidiendo perdón.
Era algo evidentísimo pero imposible de tratar vía logos con un practicante, lo que evidencia precisamente el fracaso de Benedicto contra el mecanismo de la triple dispensa con el que Revel caracterizó a las ideologías.
Tengo razones para sospechar que la antipatía que muchos manifestaron abiertamente contra Benedicto XVI es compartida disimuladamente por más de un católico practicante (por tanto no todos) que hoy le dice '¡Gracias, Benedicto!'.
La Iglesia es más grande que todos sus Papas.
Que disfrute de su retiro.

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