La fundación que preside Aznar demoniza el proyecto de Estatuto para Cataluña.
¿A qué es original? ¿A qué hacía tiempo que no oíamos el verbo demonizar aplicado a partido, tinglado, persona que tenga que ver con el del bigote, o a él mismo, máximo demonio demonizador de los infiernos? El que demoniza no puede ser sino un demonio. Eso lo que se quiere transmitir. Con la derecha ponen en funcionamiento el demonizador automático.
¿A qué no se atreven los de la Voz gallaéctica, ni ninguno de sus primos, a titular que los de ERC, del PNV, Batasuna, o BNG, demonizan España? Todos son sumisos falderillos del poder que saben que les puede ir a la chepa. Sólo se atreven a criticar al poder cuando saben que no tomará represalias contra ellos. Por eso, la Voz gallaéctica se puso las botas atizando la crispación y promoviendo la demonización del PP cuando el Prestige.
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