Ya parece que cada vez menos gente está dispuesta a tragarse que Carrillo se encontraba en Babia cazando gamusinos mientras ocurría lo de Paracuellos. Pero tiene que haber una explicación para aquello. Algo acorde con sus méritos como hombre de estado y defensor de la democracia. Don Santiago Carrillo, "español hasta las cachas" y actualmente en "posición de retirado de la política activa" no se merece la fama que algunos se empeñan en darle.
Podría ser algo así (ni siquiera hace falta que sea muy elaborado):
"Pues hombre, la verdad es que podía ir ya reconociendo su responsabilidad en aquella faena. Que tampoco es para tanto. Si total era un chaval... Además, fijaros en el caso de Onaindía. Si es que la vida da muchas vueltas y la gente cambia mucho."
http://www.elpais.es/articulo/elpporopi/20051027elpepinac_10/Tes/honor/Carrillo
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Pues Patxo Unzueta, el autor del artículo de El País, hace un buen razonamiento: Carrillo debería haber reconocido lo de Paracuellos, y de ese modo, la mancha que ese pasado arroja sobre él, se blanquearía. Y otras cosas también. Pues todo este lío procede de que la izquierda española, en general, no asume ninguna de sus atrocidades durante la guerra. Carrillo propugnó la reconciliación nacional, pero ello no quiere decir que lo hiciera honradamente. Es decir, como buen stalinista, lo hizo -es una hipótesis- porque era lo que le convenía en aquel momento. Y fue positivo que le conviniera. Pero ello no significa que hubiera "arrepentimiento" por su parte -no ya por sus crímenes, sino por los que cometiera la izquierda durante la República y durante la guerra-. La reconciliación era una táctica, nada más.
ResponderEliminarTanto el hipotético razonamiento pragmático de Carrillo en la transición como el de Patxo Unzueta son buenos en tanto les queda crédito. Han de ser mejores los razonamientos que les lleven a la bancarrota. Y sobre todo, correctos.
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