El aficionado a observar las locuras humanas encuentra siempre un festín en la querida Cataluña. Disponen allí de la clase dirigente más zote que el mundo ha conocido. Sin duda, la demasiada endogamia, la cerrazón sobre sí mismos que les lleva a mirarse en el espejo todas las mañanas y decirse: "qué maravilla, soc català" tienen consecuencias irreversibles. Una oligarquía muy curiosa: perdura generación tras generación pero se piensa una clase abierta. Un ejemplo de esta oligarquía clausa y perenne nos lo da el famoso libro del eminente humanista Martí de Riquer, quien trazó la historia de Cataluña a través de su familia "Quince generaciones de una familia catalana". Es difícil encontrar en Europa un ejemplo de tal pervivencia histórica de los viejos linajes. Estos viejos linajes y la oligarquía industrial tienen otra costumbre: Cuando la gente menuda se les subleva, suelen llamar a los militares de la odiada España (Espartero, Primo de Rivera, Franco) para que les proteja.
Este preámbulo viene a cuento por un artículo aparecido en (¿dónde si no?) El Periódico de Catalunya. El secretario de política lingüística de la Generalitat se manda un refrito de los queridos tópicos del catalanismo. La idea es que los inmigrantes en Cataluña hablen catalán, porque eso le permitirá la inclusión social en su nueva tierra. Vean lo que dice el amic Miquel Pueyo: "La historia nos ha hecho el inmenso favor de no haber de compartir necesariamente un apellido de raigambre catalana, una sola fe religiosa ni de no tener que acarrear una misma carga genética para ser catalanes". Está claro que Pueyo no deja que la verdad le estropee una buena historia.
Pero, ¡hombre de Dios¡, si es del todo al revés. La historia ha hecho de Cataluña un sitio cerrado sobre sí mismo, en el que la marca del apellido catalán es necesaria para ascender social y económicamente. Eche un ojo al gobierno catalán, al consejo de administración de la Caixa, a la junta directiva del Barcelona. A pesar de que 9 de los 10 apellidos más comunes en Cataluña terminan en el genitivo -ez (el otro es García), los puestos de responsabilidad y prestigio están reservados para los catalanes "de verdad". Los Montilla pueden controlar el partido pero el president ha de ser un Maragall. Los Corbacho pueden ser muy graciosos pero el responsable del programa es un Buenafuente.
Ocurre, además, que el idioma catalán, al iguaol que el inglés, es un idioma muy marcado socialmente. Por consiguiente, es muy difícil para quien no lo tenga de lengua materna hablarlo como es menester. Por tanto, la lengua se convierte en un mecanismo de reproducción de dominio social. El catalanismo, que indica quién es el catalán de verdad, quién una imitación servil, deviene así en una ideología al servicio de la clase dirigente.
Lo gracioso es que esta clase dirigente piensa que los nuevos inmigrantes (paquistaníes, marroquíes, latinos) van a hacer como los charnegos: esconder sus acentos y mutar su lengua con la vana esperanza de ser aceptados en la élite. Tarde o temprano, se despertarán de sus necios sueños.
rouco-antón... andas muy mal de lecturas.
ResponderEliminarCataluña NO ES ahora ni HA SIDO en el pasado lo más moderno y europeo de España.
En el pasado, NINGÚN territorio español HA HECHO tantas guerras contra el liberalismo en España. En nombre del antiguo régimen, of course.
En el presente, CULTURALMENTE, Cataluña es un lugar provinciano. POLÍTICAMENTE, es lo más parecido a Marruecos y ECONÓMICAMENTE es menos dinámica que Madrid.
En Madrid, los túneles se hacen mejor....
Una cosa es cierta, a Rouco le sale muy bien el papel de bajomedieval.
ResponderEliminarpregúntalle a un turista, eh?, Rodrigo.
ResponderEliminarrouco-antón,
ResponderEliminarpuestos a hacer preferencias... un turista ¿prefiere Barcelona o Estambul?... si este es el argumento para defender que un sitio es más "moderno" y "europeo" es que o teu afundamento é "imparábel".
Mira aquí "os meus soños e falsedades"
http://www.libertaddigital.com/opiniones/opi_desa_29028.html
Locos por la pasta
José García Domínguez
¡Imagínense la que podrían armar esos catalanófobos de Madrit si se enterasen! Pero, gracias a Dios, todo el malentendido ha quedado en Casa Nostra El ciudadano Ricard Murga es un patriota catalán; y el ciudadano Antoni Jordà, también. No hace tanto, cuando el PSOE intentó encerrar en el trullo al patriota Jordi Pujol, acusándolo de apropiación indebida de unas pesetas españolas, el patriota Murga se lanzó a las calles montando febriles tenidas en defensa de la honorabilidad de Cataluña. Fue aquel un gesto que llegaría a lo más hondo del corazón del otro patriota, Jordà. “Cómo premiar las murgas de Murga”, preguntábase desde entonces el patriota Jordà en sus largas noches de insomnio nacional. Hasta que una madrugada dio con la solución a su desasosiego patrio. “Le regalaré –se dijo aliviado– un cheque de un kilo con el que cancelar aquel crédito que le otorgara Banca Catalana para comprarse la Yamaha Neo’s en el concesionario que cae justo enfrente de ADIGSA. Pero, a mas a mas, ya que yo mismo soy el director general de esa empresa de la Generalidad, también lo agraciaré con un contrato de trabajo, pues lo ansío a mi vera”.
Dicho y hecho. Así fue cómo, ya unidos para siempre, el patriota Murga y el patriota Jordà fueron felices y comieron perdices… Hasta la fatal hora en que el patriota Murga enloqueció. Y es que, hoy, el patriota Murga sufre alarmantes trastornos psicológicos. Lo ha desvelado en TV3 Felip Puig, el del túnel del Carmelo, que es otro patriota que también ocupara en su día la dirección general de ADIGSA. Y no debe andar errado el tribuno en su diagnosis. Pues dicen por ahí que el cuadro clínico del enajenado presenta síntomas inquietantes, que abarcarían desde la alucinación ocasional al “delirium tremens”. Para que el lector se haga justa idea de la severidad del caso, baste referir que el paciente cree haber presenciado mil y una vez cómo cobraban comisiones del veinte por ciento –en billetes usados– los patriotas Jordà y Puig.
Es más, ese orate corretea por el periódico de Franco jurando que en las contratas de ADIGSA siempre ocurría lo mismo: la pasta en mano y por adelantado o no habría concesión. ¡Pobre insensato! El chiflado no comprende la enormidad de lo que perora. Pues si ADIGSA ha facturado por un valor total de 473 millones de euros desde su fundación, eso representaría el hurto de dieciséis mil millones de pesetas en bolsas de deportes. Vaya, casi la solución al cruel zarpazo de la globalización neoliberal contra la industria doméstica de marroquinería y complementos.
Y gracias que el seny de la Prensa local ha evitado crispar a la opinión pública con la historia el asalto a la sede de ADIGSA durante la noche de Navidad (los cacos se llevaron varios discos duros de ordenadores y un montón de tarjetas de memoria). ¡Imagínense la que podrían armar esos catalanófobos de Madrit si se enterasen! Pero, gracias a Dios, todo el malentendido ha quedado en Casa Nostra. Todo y todos. Incluso el otro director general que pasó por ADIGSA en tiempos de CiU, el muy patriota Josep Maria Violant. Sí, el mismo que ahora ejerce de flamante gerente en la UGT catalana.