Los progres están tibios. Qué digo tibios, se han puesto del lado del totalitarismo islámico.
No he leído que el PSOE condene las amenazas islámicas contra los periodistas (tampoco IU, ni ERC, ni el BNG, ni CiU). Es más, Zetapé acaba de firmar un artículo conjuntamente ¡con un integrista turco! donde condena a los dibujantes de las viñetas. Después de retirar las tropas de Iraq en beneficio de los terroristas islamistas, no puede extrañarnos.
No he leído que el PSOE condene los ataques a sedes diplomáticas (tampoco IU, ni ERC, ni el BNG, ni CiU).
Lo digo porque ellos eran los "progres", los "agnósticos", los "ateos"... ya se sabe, los herederos de los que decían que la religión era el "opio del pueblo" y se burlaban de la religión (¿o sólo era la religión católica?). Antonio Burgos nos recuerda lo que hicieron los progres antes... en un espléndido artículo del domingo 5 de febrero titulado "Mahoma no es de Triana".
De momento, el diario de Don Polankone ha publicado el día 4 un cobarde artículo de Jean Daniel ("Una frivolidad trágica") donde, claro, habla a favor de la libertad de expresión.... pero sin dejar de echar la culpa a los periodistas
- "Dicho de otro modo, las caricaturas del periódico danés pueden ser condenadas en nombre del arte y de la sensibilidad. Pero no pueden prohibirse en nombre de los principios de una civilización"
Pues mire usted no. Las caricaturas si no están prohibidas, no se pueden condenar en nombre de la "sensibilidad" ni en nombre del "arte". ¿Qué "sensibilidad" se convierte en juzgadora? ¿Qué "arte" es criterio para juzgar otro arte?
Para desintoxicarons de la hipocresía progre, recupero dos artículos esenciales aparecidos en el ABC del gran experto Serafín Fanjul:
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
ABC (3 de febrero de 2006)
No quiero ser «dhimmí»
Por SERAFÍN FANJUL. Catedrático de la UAM
... Cantar las maravillas multiculturales del al-Andalus medieval es una cosa, y vivirlas -si eso fuese posible- otra muy distinta...EN una de sus últimas intervenciones públicas, un homenaje que le dedicó la UAM, don Emilio García Gómez remató sus palabras con una sentencia fácil de comprender para cualquier arabista con alguna capacidad autocrítica, aunque tal vez incomprensible para los multiculturalistas en ciernes que ya por entonces mosconeaban alrededor de las mieles del poder (de aquella, aún vivaqueaba González en La Moncloa y la irrupción masiva de inmigrantes musulmanes estaba en veremos). «Si tuviera que elegir entre Oriente y Occidente, mi elección es clara: Occidente», rubricó una persona que había consagrado su larguísima vida profesional al estudio, difusión y revalorización, en suma, de la gran cultura árabe medieval, algo que los árabes suelen apreciar y agradecer entre poco y nada, como el mismo don Emilio hubo de reconocer en otros momentos. Supongo que con mucho pesar. No son descartables encendidos argumentos y exaltados parrafeos entre las gentes del gremio en sentido contrario, pero los hechos, testarudos y en exceso evidentes, desmienten la cháchara: quienes tales soflamas sueltan, tras unos años de formación (cuando se da tal circunstancia, que tampoco es siempre), toman las de Villadiego, o sea la precaución de estudiar las cosas de allí pero viviendo aquí. También ellos votan con los pies. ¿Por qué será? Todos, o casi todos, han seguido -hemos seguido- esa derrota, y no es que las cuitas o venturas de los arabistas tengan ninguna trascendencia en nuestra sociedad, que no la tienen, pero el modelo vale también para los árabes que explotan de modo plañidero o agresivo, pero implacable, el victimismo, entre europeos y norteamericanos con más complejo de culpa que información.A nuestro juicio, la explicación económica en la elección no basta, aunque podamos convenir que la lejanía geográfica, o temporal, constituye un buen escudo contra los inconvenientes del contacto: cantar las maravillas multiculturales del al-Andalus medieval es una cosa, y vivirlas -si eso fuese posible- otra muy distinta. Son bien conocidos los rótulos y coloreadas vitolas con que se vende esta mercancía, así pues no me extenderé reiterando que las ondas del río -el Guadalquivir, faltaría más- semejaban una cota de malla, o qué ritmo cadencioso embelesaba en los versos de Rumayqiyya, la lavandera afortunada. Ya está bueno de folletos turísticos. La versión más próxima a la verdad hubo de ser mucho menos lúdica y florida y comenzó, en lo que atañe a las relaciones entre los muslimes y los demás, en el año 7 de la Hégira (629 d. C.) con la toma del oasis de Jaybar, a 150 kilómetros de Medina: los judíos signan unas capitulaciones con Mahoma que serían modélicas en el porvenir (junto con las selladas con los cristianos de Nayrán), garantizándoles la permanencia en el lugar y el respeto a sus prácticas religiosas a cambio de la entrega de la mitad del producto de sus cultivos, lo que no estaba mal como precio de aceptar el sometimiento, si bien, más adelante, el acuerdo no fue óbice para que esos judíos terminaran igualmente expulsados. Pero sirvió de base de partida en el futuro para los pactos (dhimma) entre la comunidad islámica y las dominadas: una vez reconocida formalmente la superioridad y preeminencia del islam, se toleraba su presencia mediante el pago del tributo de capitación y por la aceptación de una serie de restricciones y discriminaciones jurídicas y sociales que convertían la vida cotidiana en un calvario difícil de soportar, amén de que ese estatuto se aplicaba a los dhimmíes en tanto que miembros de la comunidad sojuzgada, no como individuos particulares.Los pleitos ante tribunales musulmanes, el valor ante ellos del testimonio de los sometidos, las herencias, la inferior indemnización en los casos de venganzas de sangre, las discriminaciones en el vestido, en el desempeño de ciertos oficios, el tabú matrimonial contra los dhimmíes varones, entre otras imposiciones, constituían un elenco de limitaciones variable según países y momentos históricos, pero con ejes muy claramente marcados: manifiesta inferioridad del dhimmí y rígida separación entre comunidades en los asuntos serios y de verdad decisivos (la mezcla biológica y la alimentación). Puede parecernos irrelevante que, aun hoy en día, se usen fórmulas de saludo diferentes para musulmanes y cristianos, o que éstos no puedan usar nombres musulmanes -falta saber si quieren: ésa es otra-, o la prohibición en la Chía del mero roce físico, por producir impureza, o la obligación del cristiano o el judío de montar en burro o caballo castrado en población de musulmanes y cabalgando a mujeriegas, no a horcajadas como los hombres plenos, o la prohibición de portar armas en una sociedad en que las llevaba todo el mundo de la casta dominante. Todavía en el siglo XIX, en Egipto -nos documenta Lane- subsistía la discriminación en el uso de colores en la ropa, aspecto gravísimo por el trasfondo vejatorio que implicaba, en especial en una sociedad tan atenta a la simbología externa : la pañoleta islámica que portan las mujeres musulmanas en la actualidad no tiene otro objetivo sino marcar la distancia -el abismo- entre ellas y la sociedad que las rodea, es decir automarginación en estado puro. Pero la siniestra normativa antijudía en la Persia del XIX iba mucho más lejos y de ella sólo mencionaremos la faceta casi folclórica recogida por Bernard Lewis: «Un judío no debe nunca adelantar a un musulmán en una calle pública. Está prohibido hablarle alto a un musulmán. Un judío acreedor de un musulmán debe reclamar su deuda con voz temblorosa y de manera respetuosa. Si un musulmán insulta a un judío, este último debe agachar la cabeza y guardar silencio».No debió de ser muy grata la vida de los mozárabes en al-Andalus, ni su convivencia con los dominadores, y de ello tenemos abundante documentación, ya sea el Documentum Martyriale de San Eulogio (protesta contra la opresión islámica tanto como imprecación contra los cristianos acomodaticios); la invitación de Ludovico Pío, emperador de los francos, en 826 a los mozárabes de Zaragoza y Mérida para que se pusieran a salvo en sus dominios a fin de librarse de las extorsiones de Abdrrahmán II, en el contexto de las fugas masivas de cristianos hacia el norte; la deportación colectiva de cristianos al África en 1126; las prescripciones insultantes contra los no musulmanes de Ibn ´Abdun en el mismo siglo XII, y un largo etcétera cuya prolongación estimamos innecesaria. Un escenario, en fin, acorde con Corán, IX,29; V,51; II, 61, etc. Lamentablemente, los citados no constituyen casos aislados sino parte de una política general mantenida a lo largo del tiempo sin intención alguna de modificarla, y no otro sentido tienen las noticias que a diario nos proporciona la prensa sobre discriminaciones más o menos violentas (en ocasiones, violentísimas) contra las minorías en un amplísimo arco que va de Marruecos a Indonesia y cuya enumeración, ni sucinta, evitamos aquí porque nuestro propósito no es entretenernos con la exhibición de truculencias ajenas. Pero baste recordar que esos conflictos se producen contra la vida y la libertad de las personas, contra su derecho a la práctica de sus creencias y contra los principios más elementales de la cultura humana: para las cristianas de Indonesia obligadas a llevar velo (en realidad, la pañoleta famosa) no hay respeto multicultural que valga, ni curritos multiculturalistas europeos clamando por el caso; pero tampoco lo hay para la música occidental prohibida en Irán, o para el libro «El Zahir» de P. Coelho también prohibido en el mismo país. Y no más estoy citando los casos suaves. Espero -y lo digo con absoluta sinceridad- que ningún musulmán sea tan imprudente como para forzarme a sacar los infinitos casos sangrantes -porque sangran de verdad- que de continuo suceden. Y no me refiero al terrorismo.El argumento contrario, tan utilizado para diluir responsabilidades, de que los cristianos cometieron actos de barbarie similar en un pasado lejano, se basa en hechos rigurosamente ciertos, como lo es que las ideologías totalitarias del siglo XX originaron catástrofes humanas sin parangón en la Historia por sus proporciones. Pero el mal de muchos ni consuela ni resuelve nada. Por fortuna, la Declaración Universal de Derechos del Hombre ha superado, al menos en el plano ético, tales aberraciones y desde hace muchos años ninguna religión «occidental» patrocina degollinas ni persecuciones contra nadie. Sería excelente que los musulmanes renunciaran a su particular Declaración de los Derechos Humanos en el Islam (El Cairo, 1990), se sumaran a la de todas las gentes y empezaran a aplicarla, un paso gigantesco en la distensión, pero hoy por hoy impensable.
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
ABC (5 de febrero de 2006)
«... Y PATEAMOS LA CRUZ»
Por SERAFÍN FANJUL
Contemplo una imagen publicada en ABC (01.02.06) y me entran ganas de cantar y no precisamente de alegría : en Irak, unos críos vestidos de oscuro aguardan turno para pisar algo parecido a una bandera de Dinamarca pintado en el suelo. Por la leyenda que ostenta sobre el cuerpo uno de los bárbaros presentes, deduzco que son chiíes, pero daría igual si fuesen sunníes. Pisotean la enseña danesa que, casualmente, es... una cruz, como en tantos pabellones «occidentales». De manera automática mi cerebro hace saltar un estribillo («Akalna halib wa-da´asna salib»: «Tomamos leche y pateamos la Cruz») perteneciente a una edificante y aleccionadora cancioncita infantil palestina, una de tantas que circulaban por Tierra Santa al menos en la primera mitad del siglo XX. Y no veo razones para imaginar que con luego se hayan esfumado (Aclaración importante para especialistas sabios y moros metiches: el texto dice «akalna» y no «sharibna» como sería de esperar: Qué le vamos a hacer). Omito la reproducción del obscenísimo poema atribuido a Ibrahim Tuqan en que el dios de los cristianos (que no es Allah sino Iláh) y la Virgen María protagonizan un lance de procacidad incomparable: el poema comienza «Bidun wa-humrun fi-l-biyamati/ ya shahr Ayyar, ya shahr an-niyakati». Hay más textos similares en mis libros Literatura popular árabe (págs. 77-78) y La quimera de al-Andalus (pág. 45).Con estas referencias no estamos jugando a «Tú eres más», sino recordando a los musulmanes que su autoridad moral para darse por ofendidos en materia religiosa es ninguna y no sólo porque quienes participan a lo largo y ancho del mundo de ese estúpido juego de hollar y quemar banderas, aparte de impotencia y necedad mimética, exhíben su deseo expreso de demostrarnos su odio, tan ampliamente documentado a lo largo de la Historia y que tanto han sufrido y sufren los más débiles bajo su poder (las comunidades cristianas y judías), sino porque la intolerancia en términos de rigidez impenetrable y absoluta es la norma generalizada en todos los países de predominio musulmán, incluidos los supuestos moderados, aunque aquí debamos soportar -por mantener nuestros principios democráticos- que el mismo personaje que nos exige dinero para enseñar el islam en España halle modélica la prohibición de practicar cualquier otra religión en Arabia Saudí.Cuando nosotros nos hemos desprendido de la intolerancia que por acá campeó en otros tiempos, la solución buena, que es el respeto y hasta la cordialidad entre todas las gentes, por desgracia topa con la incapacidad global de los musulmanes para la autocrítica y la aceptación de que la reciprocidad es un criterio básico en las relaciones humanas. Por otro lado, es difícil que aprecien y admitan el respeto a la libertad de expresión ajena quienes en sus países desconocen con qué se come tal plato. Harán muy mal los gobiernos europeos si ceden un solo milímetro ante chantajes e imposiciones (¡Somalia exige la «entrega a los musulmanes de los dibujantes!») y esperemos que esto despeje su tibieza y cobardía ante un asunto tan grave como es la posesión de armas nucleares por parte de Irán que, por cierto, azuza la bronca más que nadie, por aquello de los pescadores en ríos revueltos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Pues mira rouco-antón, NO.
ResponderEliminarNo les asiste la "razón" y no están en su "derecho".
En sus principios NO SÓLO está "prohibido representar física o gráficamente a Alá o a su profeta" [QUÉ IGNORANCIA SOBRE EL ISLAM LA DE MARAGALL: ALÁ NO ES UN DIOS PERSONAL ¿CÓMO SE LE VA A REPRESENTAR?].
Resulta que entre sus "principios" también están:
- la poligamia
- que la mujer no tiene los mismos derechos de herencia que el hombre
- que el hombre puede repudiar a la mujer, pero la mujer no al hombre....
Y NO tienen "razón" ni "derecho" a que en Europa, en las sociedades libres e iguales en derechos eso se pueda hacer.
Y como en Europa hay libertad de EXPRESIÓN y libertad de CRÍTICA pues se tienen que aguantar.
La libertad tiene costes.
Por lo demás, el fondo del debate no es realmente sobre el derecho a la libertad de expresión; lo que late es si los musulmanes que viven en Europa aceptan o no las reglas del Estado liberal.
ResponderEliminarA mí me parece que no. Pero me gustaría que demostraran que sí.
Aquí está la traducción del artículo firmado por zetapé y el líder islamista turco:
ResponderEliminarhttp://www.libertaddigital.com/noticias/noticia_1276271430.html
El islamismo que tú llamas "primitivo" es el islamismo que se predica mayoritariamente en la actualidad. Para ellos el Corán no se interpreta, es palabra de Alá y se debe aplicar literalmente.
ResponderEliminarNo ha ocurrido lo mismo con el cristianismo.
Y hay una evolución clara en la biblia entre el antiguo y el nuevo testamento.
Donde se decía, por ejemplo:
«No odies en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues con pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahveh». Levítico 19,17-18
[Aunque en ningún lugar estaba dicho ni escrito formalmente que se debía llevar en el corazón odio hacia los propios enemigos y los pecadores, sin embargo se permitía la venganza contra un asesino (Nm 35,19). Basta recordar además el Salmo 109 (108), en que el perseguido maldice a sus adversarios que le han devuelto mal por bien.]
Jesús corrigió:
«Habéis oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen. Así seréis dignos hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos» (Mt 5,43-44); «y uno de ellos, experto en la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?” Jesús le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el primer mandamiento y el más importante. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.» (Mt 22,35-39).
Nada de esto hay en el Corán el cual, además, se predica mayormente en un sentido literal.
Efectivamente Antonio,
ResponderEliminarlo que nuestro rouco-antón no dice, sea por ignorancia o por ocultamiento con mala fe es que Cristo PRECISAMENTE PORQUE ES DIOS abole en muchos puntos el Antiguo Testamento. Y, precisamente, entre las cosas que abole se hallan las materias que el ignaro o falsario de rouco-antón cita de los libros del Deuteronomio y de los Jueces.
Por lo que hace a la cita de San Pablo, le conmino a que asista a misa en la Basílica de San Pedro y me cuente lo que ve.
Por cierto, rouco-antón, noto que intentas justificar a los islamistas ¿me equivoco? Dime que sí, cielo....
Pero pobre hombre, ¿qué tiene que ver reconocer que Cristo es Dios con justificar el terrorismo islámico?
ResponderEliminar¿Eres tonto o eres un miserable?
Pero vamos a ver rouco-antón,
ResponderEliminar¿de qué hablas?
Mahoma era un guerrero que mató a numerosas personas y Cristo fue una persona pacífica que fue crucificado.
¿Desde cuando afirmar que es Dios alguien que fue crucificado sin haber hecho mal alguno es justificar el terrorismo islámico?
Y te pregunto más: ¿desde cuando una persona de bien puede tener por profeta a alguien que se dedicaba a matar personas?
Te lo repetiré en gallego: ¿es un parvo ou un sectario?
rouco-antón,
ResponderEliminarunes la ignorancia con una patética soberbia.
Como no tienes argumentos, te sales por la tangente.
Vamos a ver:
1º. ¿Qué tiene que ver Santiago Matamoros con todo esto?
Te aconsejo que te fijes, y bien, en la estatua que hay en la catedral de Santiago y luego opines. Si te fijas bien te darás cuenta. No me extiendo, quisiera que tú mismo razonaras (¿es pedir peras al olmo?)
2º. Revisar la Biblia y la vida y obra de los PROFETAS que de allí salen...
Tu ignorancia de la Historia Sagrada es mayúscula.
Mira rouco-antón, NUNCA los profetas de la Biblia mataron. Revisa a Daniel, a Isaías, etc.
Quienes mataron en la historia del Antiguo Testamento eran otros personajes, no los profetas.
Como "no sabes", los libros del Antiguo Testamento están agrupados por ciertas características: Pentateuco, Libros Sapienciales, Profetas...
Pues bien, los PROFETAS, los de VERDAD, no mataban.
Te aclaro: David NO era un profeta, rouco-antón...
Te aconsejo que leas un poco la Biblia (sugerencia personal: empieza por los libros sapienciales) y a ser posible vayas algo a Misa.
3º. Que hay musulmanes de bien, NUNCA lo ha negado la Iglesia. Lo que dice la Iglesia es que esos "musulmanes de bien" lo han sido porque nunca conocieron el Evangelio. Lo que dice la Iglesia es que hay personas (musulmanes, hinduístas, animistas, etc.) que buscan la verdad y hacer el bien sin haber oído de Cristo. Como supongo que "no sabes", a esos la doctrina clásica de la Iglesia no les condenaba. Pero aquellos que sí conocen la palabra de Cristo y la rechazan, esos sí condenan (para la Iglesia): quien ha conocido la verdad (Bien Supremo) y la rechaza no puede decir ya que es un "hombre de bien".
Por eso, rouco-antón, porque hablas de lo que no sabes, pero además te empecinas en defender lo "afundido" llego a la conclusión de que pareces parvo Y sectario.
Eso sí, confirmas lo que digo en el artículo de la bitácora:
"los progres se alían con el totalitarismo islámico".
Evidente.
¿Rouco, dónde, en este blog, se ha criminalizado a todo musulmán?
ResponderEliminarrouco-antón:
ResponderEliminar1º. Yo CREO, no "creía" en Santiago Apóstol TAMBIÉN en su advocación de "Santiago Caballero" o "Santiago Matamoros".
Comprendo que tú no creas en él, porque según dices tampoco crees en Cristo...
Sería muy largo reproducir los testimonios que desde hace muchos siglos existen de apariciones suyas. Da igual. Supongo que tampoco crees en las apariciones de Fátima o de Lourdes o de Zaragoza.
En todo caso, te pregunto, aquí y ahora: ¿qué tiene que ver que Santiago Matamoros exista (como sostengo yo) o no exista (como sostienes tú) con el HECHO de que los progres estáis aliados con el integrismo islámico en la persecución de la libertad?
2º. No sé cuanto "pescudas" "a vida e obra dos profetas que alí (na Biblia) saen" y te lo vuelvo a repetir otra vez (quizás es que eres corto y no entiendes):
NUNCA los profetas de la Biblia mataron
Si me equivoco, me indicas qué profeta mató y corregiré mis palabras. Y si no, te callas.
Y repito: el falso profeta Mahoma SÍ MATÓ A MUCHA GENTE.
3º. Vuelves a mentir.
Cuando dices que yo niego que haya musulmanes de bien por preguntar mientes y TE LO HE EXPLICADO. Me dices que es porque pregunto "¿desde cuando una persona de bien puede tener por profeta a alguien que se dedicaba a matar personas?" TE HE EXPLICADO ya que una persona que rechaza la verdad CONSCIENTEMENTE no es una persona de bien. Por tanto, insisto, si hay musulmanes que no han rechazado expresamente la verdad porque nadie se la ha ofrecido es posible pensar que sean personas de bien.
Pregunto:
¿estás a favor de la libertad de expresión de los periodistas de Dinamarca?
SÍ o NO
¿rechazas la condena a los periodistas de Dinamarca que ha hecho zetapé junto a un integrista turco?
SÍ o NO.