lunes, 13 de febrero de 2006

La Calvo, la Maleni y el socialismo aéreo

Que la Calvo y la Maleni se llevan a matar es un secreto a voces. Pero hay algo en lo que, parece, coinciden es en su pasión aérea.
Aquí ya informamos del escándalo del viaje de la impenitente lectora de Dante, que utilizó un avión militar para desplazarse de Madrid a Galicia y para desplazarse entre las ciudades gallegas.
Pero si en el sur desconocían la pasión de Calvo por la aeronáutica, en el norte ignorábamos la inclinación irrefrenable de la Malenia hacia todo aparato que vuele. A la Maleni, recordemos, le molestaba mucho el "plan Galicia de mierda" y tan es así que paralizó las obras del AVE hacia la Meseta. Quizás no es que tuviera aversión a Galicia, sino que lo que le molestaba era el tren. Al fin y al cabo, el AVE le hace la competencia a los aviones... y a ella lo que le gusta es volar. Ahora lo sabemos. La prensa de hace unos días nos ha abierto los ojos, a raíz de la inauguración de la T-4.

La Razón, de 8 de febrero de 2006.

Lady 444, una ministra en vuelo rasante
El caos de la nueva terminal de Barajas vuelve a poner de actualidad los excesos de Magdalena Álvarez con aviones y helicópteros
La ministra de Fomento inauguró la nueva terminal de Barajas y después se hizo el caos. Pero su tortuosa relación con aviones y helicópteros viene de lejos.
P. R. - Madrid.-
La caótica inauguración de la T-4, la nueva terminal del aeropuerto de Barajas, ha vuelto a poner de manifiesto la tormentosa relación de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez (San Fernando, Cádiz, 1952), con el mundo de la aviación. Los intentos de asesores y consejeros por domesticar su carácter han rebajado la dureza de sus comparencias públicas para justificar lo injustificable. Sin embargo, circulan rumores de «alta tensión» sobre su reacción privada al conocer la magnitud del desaguisado aéreo. De hecho, según aseveran algunos periodistas que tuvieron la oportunidad de compartir con ella su dilatada etapa como consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía (1994-2004), Álvarez es una mujer implacable, incluso con sus más estrechos colaboradores. Por ello, no es de extrañar que cuando se produjo su marcha definitiva de la consejería de Economía ciertos empleados se intercambiaran mensajes cortos vía móvil con el eslógan de una celebrada campaña publicitaria de Coca-Cola: «Veo una vida nueva; tú no estás en ella. Veo una vida plena; tú no estás en ella». «Mandatela». Este carácter seco, autoritario y altivo, y también su tenacidad, propiciaron uno de sus célebres sobrenombres: «Mandatela» Álvarez. Un sambenito que, al parecer, la ministra no rechaza frontalmente al considerarse ella misma una «mujer de armas tomar». Otro de sus apelativos más significados, el de Lady Aviaco o Lady 444, no es, en ningún modo, de su agrado. No obstante, la actual ministra del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero también se ganó el citado mote por ser tenaz: solicitó hasta 444 pasajes aéreos gratis aprovechando su condición de consejera en la compañía Aviaco. Estas polémicas peticiones se concentraron en los últimos meses en los que ejerció este importante cargo (entre 1991 y 1996). Muchos de los billetes eran para destinos exóticos (Tailandia, China, Australia); unos para ella misma y otros para que su familia cubriera sus desplazamientos nacionales durante la semana. Pero, además de aeropuertos y aviones, la vida profesional de la titular de Fomento ha estado marcada, más recientemente, por una nueva predilección: los helicópteros. El 7 de julio del año pasado utilizó uno, perteneciente a la Fuerza Aérea Española, para volar desde Sevilla hasta el Palacio de Congresos de Estepona (Málaga). La urgencia estaba más que fundamentada: Álvarez debía pronunciar una importante conferencia dentro del atractivo programa de un curso de verano sobre poder político y periodismo organizado por el Ayuntamiento que preside el socialista Antonio Barrientos. Sin embargo, aunque la intervención de la ministra estaba prevista a las dos de la tarde y la aeronave tomó tierra en el Palacio de Congresos sobre el mediodía, el acto fue retrasado y comenzó media hora después de lo estipulado. En este tiempo, Álvarez y su equipo se desplazaron hasta el lujoso hotel Kempinski y, tras la ponencia, la política llevó a cabo otra importante cita anotada en su agenda: visitar la Feria de Día de Estepona. A las cinco de la tarde, Magdalena se dirigió al helicóptero, donde fue recibida por la tripulación en posición de firmes (dato que en su día aportó la prensa local malagueña) y, finalmente, tomó tierra en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid). Para que Magdalena Álvarez pudiera llevar a cabo su viaje a Estepona en helicóptero fue necesario que otra aeronave del SAR (Servicio Aéreo de Rescate) volara, un par de días antes, desde su base hasta el lugar donde debía aterrizar la ministra para comprobar si había suficiente espacio. Para evitar problemas y posibles altercados, los operarios municipales arrancaron una farola, dejando vía expedita al helicóptero de la ministra de Fomento.

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