Telecinco, quién te ha visto y quién te ve

Los movimientos sísmicos que sacuden a los informativos de Telecinco son observados con satisfacción por este observador sabatino y libertino, que no tiene otra cosa que hacer más que reírse de las desgracias ajenas cuando éstas vienen a hacer justicia. Que el que la hace la pague.

Durante los últimos años del gobierno Aznar, Telecinco descubrió que había un público ávido de información política sensacionalista, demagógica y radicalmente sesgada contra el PP. Con el Prestige y la guerra de Irak hicieron un agosto que duró más de un año. Sus bustos parlantes se convirtieron en héroes de paja, como el ínclito Jon Sistiaga, autor de un bodrio sobre Irak, aprovechando la muerte de Couso.

Y allí estaba, en la brecha, Crónicas marcianas, programa que sólo he podido ver previa ingestión de media botella de whisky y acompañado por alguien que me impida arrojar la media botella llena contra la pantalla. Sardá se ponía serio de pronto y soltaba: "Bush es un hijo de puta". El público aplaudía enfervorizado. De Sadam nunca dijo nada parecido, of course. El periodista de raza olfatea perfectamente cuando corre un riesgo y cuando no.

Después de aquel despliegue de lo que Vasile, el factotum de Telecinco, ha llamado "periodismo independiente", llegó ZP y... no hubo nada. Se acabó la vena crítica. Hubo un momento en que Vasile se cabreó con el gobierno, porque parecía que no le iban a dar ninguna de las nuevas licencias de televisión. En una entrevista (en ABC, que es del mismo grupo) llegó a decir que se sentía traicionado. Pero luego les apañaron un canal o así, y se aplacó la ira del consejero.

Desde el cambio de gobierno han estado dando tumbos y poniendo y quitando directores de informativos, en busca del share perdido. Ahora, creen haberse dado cuenta de lo que pasa. El recién contratado Pedro Piqueras lo ha dicho más o menos así: la gente está harta de política; el personal está aburrido de oir hablar del Estatut; sirvámosle otro menú en los telediarios. Y se han percatado de que, claro, la longitud de onda de sus informativos es la misma que la de la Cuatro.

Y algo de razón llevan, pues muchos de los que en tiempos de Aznar veían con pasión los informativos de T5 porque les permitían alimentar su odio, que hay que reconocer que es un bicho insaciable, ahora han dejado de interesarse por la política. ¿No se han dado ustedes cuenta? Todos aquellos que vociferaban hace dos años, que discutían, que rajaban... ahora no hablan de política. Ni palabra. Se les pasó el siroco. Se fue con la tormenta que se llevó al PP.

Y es que ahora que ya no está el PP, no hay razón para que estas gentes se preocupen. Si les llega el rumor de las zapatiestas de ZP, prefieren enterrar la cabeza en la almohada de plumas y no enterarse. Pues bien, Telecinco les facilitará esa tarea. Telecinco, que no se ha atrevido o no ha querido emplear contra el gobierno actual ni la décima parte de la carga crítica que lanzó contra el anterior, ahora ya renuncia a esa posibilidad. Los sábados pondrá Salsa Rosa y el resto de los días, La vie en rose.

El loro, que hoy tiene el día serio y con gafas, me hace esta pregunta: Con medios de comunicación que doblan el espinazo ante quienes saben que no se pararán en barras para acosarlos y hasta cerrarlos, ¿qué clase de sociedad y de opinión pública va a haber en España? Desde luego, no será crítica, amigo pájaro, pero me da lo mismo, que yo ya sabes que vivo con un pie aquí y otro allí.

Ahora bien, creo que la cadena de Gran Hermano puede hacer algo más de lo que hace por el gobierno socialista: dedicarle un programa de loas a ZP. ¿Por qué andarse con medias tintas?
Mientras, que aproveche el que quiera los pocos programas decentes de esa cadena. Mañana, a las 19:45 emitirán nuevas imágenes del reportaje que hizo Mercedes Milá sobre el repugnante caso de los terroristas que asesinaron a Baglietto en Azcoitia.