El acierto de Libelista en recordarnos a Suso de Toro y sus fantochadas, ha traído a mi memoria una recensión que, por razones que no vienen al caso, escribí hace meses sobre su famoso y deplorable libro. Podría haber adaptado esta recensión siguiendo lo ocurrido últimamente. Pero prefiero dejarla tal como está. Aquí os la sirvo:
Otra idea de España
“Quien quiera saber cómo pienso que lea a Suso de Toro”, comentó Zapatero. Yo, que tengo por métier escudriñar el cerebro de nuestro presidente, me he visto obligado, por tanto, a leer a de Toro y su “Outra idea de España”.
El libro es, sin duda, apreciable. Apreciable para quien gusta de dividir España y Galicia en buenos y malos. Apreciable para quien sigue obsesionado por el franquismo, culpable aún de todo lo malo que nos sucede. Ya hemos visto de Zapatero lo suficiente para saber que éstas son las bases de su escaso equipamiento intelectual. Los demás no podemos dejar de sentir cierta envidia. ¡Quién pudiera, como el ilustre ensayista, abandonar toda duda y poder decir “éstos son los buenos y éste el culpable”¡
De Toro ya ha alcanzado tal claridad de pensamiento. Hay una Galicia oscura, que es la de Fraga y sus votantes. Hay una Galicia luminosa, la del Nunca máis. Y para todos los problemas encuentra un culpable: Francisco Franco. En un ejemplo hilarante, de Toro nos habla de pervivencia del franquismo para explicar la actual especulación urbanística (“franquismo urbanístico”, dice). Y quienes sabemos de especuladores en la Roma antigua y en la nueva América nos quedamos anonadados ante tal análisis.
El libro es corto en datos, su autor breve en lecturas. No se detiene, tampoco, ante necesarias tergiversaciones. Baste un ejemplo: De Toro recuerda con dolor “a Galicia que votou pola súa autonomía”, refiriéndose al famoso referéndum de 1936. Ocurre, sin embargo, que aquella votación fue un clamoroso pucherazo que nadie niega. Es cierto que el establishment galaico lo esconde en sus libros y discursos, pero ningún pensador honesto puede usar esa votación como premisa de una tesis. Se expone a ser acusado de ignorante o, aún peor, manipulador.
Las cosas que escribe de Toro no sorprenden. Tras soportar angustiosos libros sobre el dilema español, ahora nos toca aguantar nuevas ideas de España. El problema es ZP. El problema es que nuestro presidente tenga un espíritu dispuesto de tal modo que escuche con agrado tanto sectarismo y tan burdos análisis.
“Quien quiera saber cómo pienso que lea a Suso de Toro”, comentó Zapatero. Yo, que tengo por métier escudriñar el cerebro de nuestro presidente, me he visto obligado, por tanto, a leer a de Toro y su “Outra idea de España”.
El libro es, sin duda, apreciable. Apreciable para quien gusta de dividir España y Galicia en buenos y malos. Apreciable para quien sigue obsesionado por el franquismo, culpable aún de todo lo malo que nos sucede. Ya hemos visto de Zapatero lo suficiente para saber que éstas son las bases de su escaso equipamiento intelectual. Los demás no podemos dejar de sentir cierta envidia. ¡Quién pudiera, como el ilustre ensayista, abandonar toda duda y poder decir “éstos son los buenos y éste el culpable”¡
De Toro ya ha alcanzado tal claridad de pensamiento. Hay una Galicia oscura, que es la de Fraga y sus votantes. Hay una Galicia luminosa, la del Nunca máis. Y para todos los problemas encuentra un culpable: Francisco Franco. En un ejemplo hilarante, de Toro nos habla de pervivencia del franquismo para explicar la actual especulación urbanística (“franquismo urbanístico”, dice). Y quienes sabemos de especuladores en la Roma antigua y en la nueva América nos quedamos anonadados ante tal análisis.
El libro es corto en datos, su autor breve en lecturas. No se detiene, tampoco, ante necesarias tergiversaciones. Baste un ejemplo: De Toro recuerda con dolor “a Galicia que votou pola súa autonomía”, refiriéndose al famoso referéndum de 1936. Ocurre, sin embargo, que aquella votación fue un clamoroso pucherazo que nadie niega. Es cierto que el establishment galaico lo esconde en sus libros y discursos, pero ningún pensador honesto puede usar esa votación como premisa de una tesis. Se expone a ser acusado de ignorante o, aún peor, manipulador.
Las cosas que escribe de Toro no sorprenden. Tras soportar angustiosos libros sobre el dilema español, ahora nos toca aguantar nuevas ideas de España. El problema es ZP. El problema es que nuestro presidente tenga un espíritu dispuesto de tal modo que escuche con agrado tanto sectarismo y tan burdos análisis.
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