Una izquierda no europea

-¿Por qué odiáis de tal forma a la derecha? -le pregunté al progre de manual con el que estaba hablando

-Porque a nosa dereita non é como a dereita europea, civilizada.

No era la primera vez que escuchaba ese tópico y, por primera vez, empecé a ponerlo en cuestión. La derecha española, me decía, es bastante típica de la derecha de la Europa latina y católica. Todos sus movimientos no sólo encuentran réplica allende los Pirineos, sino que, entre ellos, los nuestros son figuras descollantes: la derecha doctrinaria de Donoso Cortés, la reaccionaria de Menéndez Pelayo, la liberal-conservadora de Cánovas, la derecha elitista de Ortega y Gasset, la católica durante la República, incluso el dictador-militar de la dictadura. Son movimientos, en el fondo, típicos de la derecha europea de los siglos XIX y XX.

Ya en nuestros días, pocas derechas hay tan políticamente correctas como la nuestra. En Francia, en Italia, aún más en Estados Unidos, hay políticos muchísimo más derechistas que cualquiera que haya aquí. Y no hablo de partidos fascistas, hablo de conservadores que afirman cosas (sobre homosexualidad, unidad nacional, religión) que en España no serían aceptadas.

¿Por qué entonces esa idiocia sobre la derecha española "no europea"? Por una razón: porque permite a la izquierda española odiar a la derecha con ese cainismo suyo tan poco europeo. Y es que en el fondo, es la izquierda la que no es civilizada en España. Es la izquierda la que es una cosa rara sin parangón en Europa. Vean los movimientos políticos de izquierda que no son homologables:

El anarquismo (sólo en Rusia hubo un movimiento anarquista de alcance similar), el pueril anticlericalismo (sólo comparable a México). Hoy en día, las leyes zapateriles causan consternación o risa fuera de España: el "matrimonio" homosexual que no ha sido aceptado por la izquierda de ningún país. Es más, los líderes de la izquierda italiana y francesa presumen hoy de catolicismo.

Si hubiera estado alerta en la conversación con el progre, le hubiera añadido otro rasgo peculiar de nuestra izquierda. ¿En qué país europeo ha abandonado la izquierda el internacionalismo para abrazar el nacionalismo étnico? ¿En qué país los intelectuales han dejado de hablar su lengua materna -el castellano- para dedicarse a defender el patois regional, como hacía mi interlocutor? ¿En qué país de nuestro entorno, las clases educadoras han decidido que el principal objetivo del sistema educativo sea la formación de nuevas mesnadas patrioteras? ¿En qué país civilizado -insisto- las escuelas e institutos están repletos de carteles, banderas ensalzando patrias y lenguas?

Es hora de reconocerlo: lo raro en España no es la derecha, sino la izquierda.