miércoles, 2 de agosto de 2006

"La República, contra la República" de Julio Camba

LA REPÚBLICA es el fenómeno más desmoralizador que se ha producido en España desde hace muchísimo tiempo. Mientras no la teníamos, confiábamos en ella, aunque sólo fuese como en una salida para casos de incendio, y esto nos permitía conservar intacta nuestra moral en medio de las situaciónes más difíciles; pero ahora que la tenemos, ahora ya no nos queda salida ninguna. Ya no podemos, como antes en nuestros momentos de irritación contra lo existente, tomarnos dos copas y gritar “¡Viva la República!”, porque hoy este grito carecería totalmente de sentido. La República nos quitó la ilusión de la República, y lo grave es que a cambio de esta ilusión, no nos ha dado ni la menor partícula de realidad.
Yo reconozco que, para la inmensa mayoría de los españoles, el régimen republicano constituía una solución tan desesperada como la de tirarse por el Viaducto; pero siempre conviene tener en reserva una de estas soluciones desesperadas. Si nuestra vida vale algo, es precisamente gracias a la posibilidad que tenemos todos de presentar el día que se nos antoje nuestra dimisión de seres vivientes, bien tirándonos por el Viaducto —procedimiento mecánico—, bien injiriendo un tóxico —procedimiento químico—, o bien por otro procedimiento de cualquier clase. Esta posibilidad, quitándole al hecho de vivir el carácter de una ley ineludible, le da la apariencia de un acto voluntario y nos permite seguir viviendo sin gran desdoro de la dignidad humana; pero nosotros no nos hemos conformado con la posibilidad y nos hemos lanzado de cabeza a la calle de Segovia. ¿Qué les parece a ustedes?
En tiempos de la Monarquía, nuestros asuntos no iban, evidentemente, muy bien que digamos; pero siempre teníamos a mano un recurso supremo: la República. Ahora, en cambio, no tenemos recurso ninguno, y el caso es que nuestros asuntos no llevan, ni mucho menos, camino de mejorar. Entonces había hasta una cierta elegancia en el hecho de estar mal gobernados, algo así como si dijéramos una desidia de buen tono; pero hoy este hecho sólo significa nuestra incapacidad para gobernarnos bien, y la consecuencia no puede ser de un efecto más desmoralizador.
De mi sé decir que la República me ha hecho perder la fe en todos mis amigos, y un hombre que a mi edad pierde la fe en sus amigos es como si perdiera la fe en sí mismo; pero no abandonemos las líneas generales de la cuestión. Antes, cuando la República no era nada, lo significaba todo para nosotros. Significaba al mismo tiempo el paraíso, la hipotenusa, el Viaducto, la órdiga, el tártaro, la intemerata y el verbo. Ahora, en cambio, cuando lo es todo, no significa absolutamente nada más que la presencia física de unos señores determinados en el lugar que anteriormente ocupaban otros.
La República nos dejó sin República, como si dijéramos. Nos quitó la gran ilusión republicana, y esto es, en resumen, todo lo que ha hecho.

(publicada antes de la sublevación de julio del 36)
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A propósito de Julio Camba, se ha publicado recientemente esta compilación de artículos suyos.

2 comentarios:

  1. Camba era un genio. Y los artículos que dedicó a la República, agrupados en "Haciendo de República", son sensacionales. Lástima que no son muchos.

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  2. Qué manera de escribir. Qué pocos hay ya de esta laya. Se puede notar su tristeza y su profunda decepción entre las líneas. Es una gran verdad. Quizás pasó eso que dicen de que el hombre se mueve por sueños. Esos sueños no suelen ser propios. Y una vez que creemos algo conseguido sin reparar en la verdadera realidad de esas pretendidas conquistas, nos quedamos parados esperando a que otro soñador venga y nos obligue a formar parte otro sueño suyo. Somos demasiado débiles tantas veces que no sabemos defender ni lo que en el fondo consideramos justo y nos dejamos llevar por que sí. Soñamos por que sí. Es el típico hombre masa orteguiano. Qué vamos a hacer. De esos hay siempre.

    Saludos y pásense por Letradura.

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