No es Doñana, no, donde vacaciona el pollo pera. Léanse sus intervenciones en la rueda de prensa que dio ayer para hacer "balance" del annus. Hay quienes hablan de una posible "ruptura pactada" de la tregua, pero el loro y yo, que no creemos en la teoría conspirativa de la historia en sentido estricto (sí en las conspiraciones, puesto que a ellas felizmente nos dedicamos), leídas dichas declaraciones y sopesado el unto zapaterino, estamos convencidos de que el Gobierno no va a romper públicamente sus tratos con la ETA y de que a ZP este atentado le ha pillado en Babia y haciendo la cuenta de la lechera.
Ello no quiere decir que no pueda aprovecharlo para llevar el agua al molino de acelerar las concesiones, en lugar de saltar sobre la ocasión para cortar esta peligrosa componenda, poner fin a la tramoya del diálogo y la negociación, regresar al acoso policial, judicial y político de ETA y Batasuna, y ahora mismo anunciar que de presentarse a las elecciones el títere etarra, nasty de plasty.
Por otro lado, hemos oído en la COPE a un periodista que comparaba esto de Barajas con el atentado de Omagh del IRA (o una fracción escindida del IRA) que causó 30 muertos. NO, please. Si puede trazarse algún paralelismo, será con otros atentados que perpetró el IRA en la capital británica, o sea, en Londres, para señalar una ruptura de tregua que era al mismo tiempo la presión, el chantaje, de cara a la negociación a la que ya se le había abierto la puerta.
De las memorias de Jon Juaristi ("Cambio de destino"):
"Pasé el verano encerrado en casa, escribiendo una historia de las organizaciones terroristas vascas entre 1968 y 1998 (...) apareció en otoño (...) poco antes de que ETA anunciara su famosa tregua. Cuando ésta se hizo pública, escribí una tribuna en El País recordando cuál había sido la "estrategia desarmada" del IRA y su brazo político entre 1994 y 1997 y mostrando su coincidencia con la nueva política de los abertzales. También en el Ulster, a la formación de un frente nacionalista había seguido la declaración unilateral de tregua por parte del IRA. Durante el año posterior, la violencia de las bandas irregulares republicanas se había cebado en los barrios y ciudades de mayoría unionista. Finalmente, el IRA rompió la tregua con un atentado espectaculas, aunque sin víctimas, en pleno centro de Londres, a escasos meses de las elecciones británicas de 1997. El efecto fue demoledor. David Trimble y su partido se adhirieron al frente nacionalista de Adams y John Hume (...) y la desmoralizada mayoría británica dio su voto a los laboristas, que prometían negociar con los republicanos. No era difícil pronosticar que los Herri Batasuna yETA, asesorados por el Sinn Fein y el IRA, seguirían un método similar, si no idéntico".
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