Breogán, la venganza de Beiras.

Incluso los que no somos nazi-onanistas nos quedamos asombrados ante la ruindad con la que sus correligionarios del BNG trataron a Beiras.
De los de la UPG era esperable.
Pero del tándem Quin-Antón (el sucedáneo galaico de zetapé y blankito)... ¡después de que Beiras apadrinó políticamente a Quin!
Pero Beiras la tenía guardada.
La ocasión vino a propósito de Breogán.

Como es sabido, la letra del que dicen himno de Galicia (de ese miserable llamado Pondal), habla de una "nazón de Breogán".
A partir de ahí, dos de las lumbreras patrias argumentaron que esa imaginación literaria podía servir para definir la realidad gallega.
El primero fue el piadoso miembro del opus dei y ex-rector de La Coruña, Meilán Gil, converso al galleguismo para que nadie le recuerde que desempeñó varios altos cargos en el franquismo.
Luego fue el ex-rector de Santiago, Villares, que no tuvo ningún reparo en liquidar el prestigio que, como historiador, pudiera tener.
A partir de ahí, la cosa llegó a Quin, vía Aymerich. Y es que el tal Aymerich fue amamantado (académicamente) por Meilán Gil.
Y ahora, el joven Quin dice que lo de la "nazón" es la condición "sine qua non" para el Estatuto.

Y ahí le esperó Beiras para darle el estoque a Quin.
Pero como la prensa patria tiene un irresistible impulso mimético hacia su modelo, la prensa del oasis catalán, las declaraciones de Beiras no fueron recogidas por las cabeceras locales. Tuvo que ser el ABC.
Y nosotros, que para eso estamos, lo reproducimos.

ABC de 11 de diciembre de 2006

Beiras se burla de la «nazón de Breogán» del PSOE, a la que tilda de «cachondeo»

J. L.J./AGENCIAS SANTIAGO.

11-12-2006 11:00:28

Por si a alguien le quedaban dudas de que el BNG no iba a tragar con la fórmula identitaria de «nazón de Breogán» que propone el PSOE para el nuevo Estatuto, ayer Xosé Manuel Beiras se encargó de ponerle la guinda a la cuestión al indicar que de incluir esta definición, «mejor sería poner «nación cañí», porque sería un cachondeo». El histórico dirigente del BNG, de vuelta a la primera línea política tras lograr un puesto en la Executiva en la última Asamblea Nacional del BNG, insistió una vez más en que la formación frentista debe apostar por una política «emancipadora».
Para Beiras, «el Estatuto no se resuelve poniendo nación ni en el Preámbulo ni en el articulado», señaló, «sino que aparezca que Galicia es el titular de ese derecho», declaraciones que se producen en los albores de una semana que habrá de servir para que Anxo Quintana y Alberto Núñez Feijóo fijen la fecha de una reunión que, precisamente, encuentre solución al enconado problema de la definición identitaria.
Roto no, herido sí
Más crítico si cabe se mostró con los resultados del cónclave nacionalista del pasado 2 y 3 de diciembre. En declaraciones a una emisora de radio, Xosé Manuel Beiras señaló que el BNG «no salió roto» de la Asamblea, pero sí «con una herida muy gorda» en la organización tras poner fin al asamblearismo e instaurar el sistema de representación por delegados comarcales de ahora en adelante.
Beiras confió en que la nueva Executiva, «que tiene un aspecto plural», puede «mejorar» la acción política del Bloque, especialmente, en el debate estatutario. «Si en vez de reñir en la Ejecutiva hacemos un órgano colegiado en el que se tenga en cuenta a todos, el BNG mejorará», agregó. En este sentido, afirmó que «muchos militantes» se han «ilusionado» nuevamente con el proyecto nacionalista tras esta asamblea por la entrada en la Executiva de las corrientes críticas.
El ex portavoz nacionalista también lamentó que el actual líder, Anxo Quintana, tenga «miedo a las sombras», en alusión al propio Beiras tras su entrada en la Executiva, y consideró que fue la influencia «negativa» del secretario xeral de la UPG, Francisco Rodríguez, «quien lo llevó a este resultado» en la asamblea.
Asimismo, indicó que su relación personal con Quintana «no es mala, ni buena». «Era esplendorosa aunque él mismo se encargó de deteriorla», recordó. Sobre el futuro papel de su Encontro Irmandiño, aclaró que no se creó para «asaltar el poder» ni para convertirse en un «club de agraviados», sino para denunciar las «carencias» del proyecto del BNG.