jueves, 3 de julio de 2008

Desde Aranjuez IV - Divinos y ateos

Ayer miércoles inició la mañana Santiago González con la conferencia Vox populi, vox Dei. El pueblo también es divino. No aportó nada nuevo a lo que ya sabemos quienes hemos sentido alguna curiosidad por los orígenes del nacionalismo vasco: la confesionalidad católica tradicionalista que tiñe el nacionalismo sabiniano desde los orígenes, su raiz carlista, el shock sociológico que supuso para una sociedad muy tradicional y ligada a la tierra una revolución industrial acelerada, y la llegada de miles de inmigrantes del sur... Personalmente no pude evitar la comparación con Jon Juaristi, en mi modesta opinión el verdadero maestro en el desarrollo de divinidad y etnia.

Posteriormente, Arcadi Espada, desactivador de eufemismos, reflexionó sobre La desorientación de los medios. Estuvo ágil y brillante, exponiendo la pacatería de unos medios que han elegido el mito, el arquetipo y la explicación poética a la ciencia. Y del mismo modo en que no hay en España periodistas declaradamente ateos (excepto tres, según él), tampoco los hay herejes del nacionalismo. El nacionalismo se admite por parte de la prensa como un axioma más, y es algo cercano a lo religioso. El mito es más barato que el logos. Más barato y más simple, desde luego. Frente a la exposición dogmática del mito solo tenemos dos opciones: aceptarlo o rechazarlo. No requiere de la reflexión crítica.

Un comentarista pregunta por José Lázaro, profesor de Historia y Teoría de la Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Sí, dio una conferencia el martes. Pero me aburrió mortalmente. Se dedicó a enseñarnos a distinguir entre creencias, ideas y ciencia. Pues bueno, pues vale.

Mañana por la noche regreso a casa. Aprovecharé el finde para colgar las entradas referentes a las conferencias de hoy y mañana.

3 comentarios:

  1. En alguna ocasión Juaristi ha utilizado el Salmo 137 como paradigma del mito de origen nacionalista:
    A orillas de los ríos de Babilonia estábamos sentados y llorábamos, acordándonos de Sión; en los álamos de la orilla teníamos colgadas nuestras cítaras.
    Allí nos pidieron nuestros deportadores cánticos, nuestros raptores alegría: «¡Cantad para nosotros un cantar de Sión!»
    ¿Cómo podríamos cantar un canto de Yahveh en una tierra extraña?
    ¡Jerusalén, si yo de ti me olvido, que se seque mi diestra!
    ¡Mi lengua se me pegue al paladar si de ti no me acuerdo, si no alzo a Jerusalén al colmo de mi gozo!
    Acuérdate, Yahveh, contra los hijos de Edom, del día de Jerusalén, cuando ellos decían: ¡Arrasad, arrasadla hasta sus cimientos!
    ¡Hija de Babel, devastadora, feliz quien te devuelva el mal que nos hiciste,
    feliz quien agarre y estrelle contra la roca a tus pequeños!



    Un apunte personal. A la pregunta de si es creyente responde: "bueno, soy judío".

    También:

    "Era ya un agnóstico cuando me pasé al judaísmo y estoy a gusto en una religión, llamémosla así, para agnósticos."

    —¿Y cómo pasa del catolicismo al judaísmo?

    —Más bien pasé del agnosticismo al judaísmo. No soy un judío piadoso. Voy a la sinagoga dos veces al año. El judaísmo para mí no es exactamente una religión, sino más bien una visión ética del mundo, íntimamente relacionada con el concepto de la Ley. Lo que más me llamó la atención del judaísmo fue la voluntad antiidolátrica del mismo, la oposición a doblar la rodilla ante cualquier ídolo. Me hice judío a comienzos de los 80, aunque mi acercamiento al judaísmo fue muy anterior.

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  2. "El nacionalismo se admite por parte de la prensa como un axioma más, y es algo cercano a lo religioso"
    Esto explica en pocas palabras lo que comentaba un asistente a la presentación del último libro de Roberto Blanco Valdés el 30 de junio, con la presencia y el respaldo del editor -dueño- de La Voz de Galicia. El comentarista se sorprende de ese respaldo a un libro contario a la línea editorial, o, mejor, al 'estilo' del periódico.
    Dice:
    ""La Voz tiene tics muy acusados, muy arraigados y muy difíciles de modificar –en el supuesto de que existiese un atisbo de voluntad de hacerlo-. Un ejemplo entre mil: el mismo día que anunciaba la presentación del libro con una entrevista al profesor Blanco Valdés, en un reportaje sobre las llamadas ‘islas atlánticas’ –patochada notable, porque Galicia no las puede tener mediterráneas, y Canarias o Azores son y no están- el titular rezaba que por fin serían gallegas, como consecuencia de una transferencia administrativa. La Voz viene identificando estos procesos administrativos de supuesta descentralización –cuyo resultado suele ser lo contrario, y casi mejor que no hagamos las cuentas- con un largo y penos proceso de descolonización, en el que la comunidad indígena irredenta va ganando tenazmente todas las batallas. Por lo visto, después de que unos obscuros burócratas pongan a la firma de personajillos como Quintana unos papeles, los islotes costeros o la cuenca fluvial del Miño serán gallegas; hasta entonces son colonias ocupadas por la potencia metropolitana.

    Este es el marco interpretativo del periódico desde hace años. Es profundamente demagógico, hasta el extremo de haber empobrecido su lenguaje. Un ejemplo muy claro: en español hay dos palabras con significados claros y distintos: municipio, como ente administrativo demográfico y territorial y ayuntamiento o concejo como órgano político que gobierna y administra ese ente. Pues bien: en la prosa de La Voz de Galicia ha desaparecido esa distinción y se confunden para todo propósito ambos conceptos en el vocablo concello, tanto que la noticia se redacte en español, que es lo habitual, como en gallego. No sé si habrá podido prescindir, congruentemente, del adjetivo municipal. Imposible renunciar a la boutade de que el resultado es bien espeso.

    Basta ojear cualquier ejemplar del periódico para constatar esa obsesión identitaria en el tratamiento de cualquier noticia, desde un traspaso administrativo hasta ‘el ejército gallego’ en Afganistán.

    Y, por supuesto, comparte la jerga políticamente correcta de toda la prensa sin excepción, incluida la COPE en su programación local: la única comunidad política con entidad es Galicia; por encima de esta madre sagrada está ‘el resto del estado’. Así, por ejemplo, llueve en Galicia pero podrá llover o no en otras zonas del estado. Y como esto, todo lo demás""

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  3. Sobre la conferencia de José Lázaro
    http://ishkarioth.com/blog/2008/07/25/creyentes-y-pensantes/

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