Leo hoy este interesante post de Elentir acerca de las vicisitudes legales de unos padres a los que se les niega la posibilidad de educar a sus hijos en su casa. Es incomprensible esta situación.
Quisiera añadir al mencionado post que el deseo de poder educar libremente a nuestros hijos al margen del Estado no es una ocurrencia absolutamente irracional de quien desea, por ideología o principios religiosos, aislar a sus hijos de la sociedad. En los USA, país en gran medida pionero en el homeschooling, en el que sólo se reconoce este derecho a los padres desde la primera administración Reagan (en 1981; hoy es un derecho reconocido en los 50 estados), el fenómeno homeschooling estaba inicialmente asociado al movimiento evangélico (Christian Right). Hoy, sin embargo, los más de dos millones de niños norteamericanos que se educan en casa responden a un patrón familiar más diverso, pero coincidente en el principio de que está al alcance de casi cualquier padre mejorar la educación que los niños reciben en la escuela.
Este principio, desde distintos planteamientos ideológicos, empieza a visualizarse también en nuestro Planeta LOGSE: Crecer sin Escuela, Educación Libre, Educar en casa, Asociación para la Libre Educación, etc. Crece así el interés por educar a los niños en casa como alternativa a la basura pedagógica que padecemos, esa que convierte a nuestros hijos en analfabetos funcionales. Mientras no se liberalice por completo el sistema de corte soviético que sufrimos, bien está que se demande libertad para educar en casa (o con cheque).
miércoles, 7 de noviembre de 2007
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Analfabetismo funcional:
ResponderEliminarEspaña, pese a haber elevado la educación obligatoria y gratuita a los 16 años, lanza al mercado anualmente más de un 15% de jóvenes analfabetos funcionales:
UE 17,2%;
España 16,3%;
Este porcentaje es el que corresponde a los alumnos con competencias iguales o inferiores al nivel 1 en lectura de PISA (nivel mínimo de comprensión: los estudiantes tienen serias dificultades para utilizar la lectura como un instrumento para avanzar y ampliar sus conocimientos y destrezas en otras áreas).
Mis sinceros agradecimientos a tu presente post.
ResponderEliminarPodemos caracterizar al siglo XXI por algunas cosas tipicas de él: la globalización, la postindustrialización, las nuevas tecnologías y biotecnologías, el colapso de las ideologías decimonónicas, y como consecuencia... el fin de los modelos educativos que hicieron posible las sociedades desarrolladas de los siglos XIX y XX. La uniformidad de la enseñanza, la obligatoriedad de los planes educativos, la asistencia física a las aulas, etc., ya no sirven en un mundo postindustrial, sin fronteras físicas, de familias multiculturales y potencialmente conectadas con todos los centros del saber mundial. Nos guste o no, el siglo XXI nos posibilita una educación cada día más privada, individual y doméstica, al tiempo que global y multicultural.
Es decir, nos conecta con las formas educativas típicas de la preindustrialización y la postindustrialización; al tiempo que nos “choca”, porque rompe radicalmete con las formas rígidas de la educación de la época industrial (uniformidad, maxificación, concentración de la misma en unas determinadas edades, etc.; modelos educativos éstos, que están quedando obsoletos a gran velocidad). Sin embargo, aunque incipientes, los modelos de enseñanza basados en una educación diferenciada, o el fenómeno de los homeschooling, etc., ya no tienen marcha atrás en las sociedades desarrolladas. Sólo lo atacan las ideologías que han quedado ancladas en el siglo XIX.
El primer aldabonazo de una revolución social, no esta en el grito de guerra de un visionario autodefinido como representante de algún colectivo, está en un silencioso pero imparable nuevo modelo de aprendizaje social en marcha. Sucedió con el advenimiento de la edad Moderna a través de las universidades escolásticas, al sacar éstas el conocimiento de los monasterios y dar pié a las clases aristocratas y pudientes el acceso a dichos conocimientos. Volvió a suceder un nuevo modelo educativo con la llegada de la edad Contemporanea, al entrar en funcionamiento las universidades públicas ante las nuevas necesidades de conocimiento que exigía la incipiente industrialización. En las últimas décadas del siglo XX y ante la rápida obsolescencia del conocimiento (genuína característica de la postindustrialización), el protagonismo lo están teniendo las universidades corporativas, verdaderas generadoras de conocimiento y a partir de él, de su materialización en I+D+I. Y es a través de sus propios departamentos de gestión del conocimiento, que proyectan dichos saberes a cualquier lugar del planeta donde encuentran y captan el talento, capaz de materializar dichos conocimientos en productos y servicios competitivos y rentables (el caso de la India es paradigmático de la cantidad de jóvenes que estudian y trabajan a distancia desde sus domicilios o en pequeños centros para las grandes corporaciones mundiales).
En las sociedades más desarrolladas del siglo XXI, sus individuos se caracterizarán, sobre todo, por su libertad para elegir sus tutores y diseñar sus propios modelos de aprendizaje, en un paralelo contacto permanente con las oportunidades laborales emergentes y los valores propios que otorgue cada uno a su saber y deseos de aprender.
Les guste o no a nuestro actual gobierno e ideologías que les apoyan (marxismos, nacionalismos decimonónicos y demás sexismos feministas y machistas, hábiles solamente en ideologizar la ciencia, y que sólo se representan a si mismos), ninguno de ellos, ni en conjunto podrán parar el futuro.... porque no son el futuro... al tiempo que delata a tales ideologías como los claros enemigos del progreso humano.
Un cordial saludo
Pablo el herrero