zetapé: la locura en el poder

zp no es un tipo normal. Es el mayor peligro que ha amenazado a España. Hasta ahora queda documentado que:

- Es un tipo mentiroso y requetementiroso.

- Es un tipo incapaz de sentir compasión ante el dolor ajeno.

- Es malo.

- Es oportunista sin escrúpulos.

- Es caprichoso.

Todos ellos síntomas, de libro, de una personalidad psicopática.

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Pero el "caso zp" se complica por algunos síntomas singulares.

- A diferencia de la mayoría de los psicópatas, que suelen ser personas inteligentes, zp no lo es. Tuvo un expediente académico pobre que oculta cuanto puede.

- Tiene una mente confusa que se traduce en una pobreza sintáctica alarmante. A la confusión propia de su débil mente se suma la confusión que él provoca para engañar.

- Es un tipo, cuando menos, incompetente, habiéndosele incluso atribuido el "síndrome del coyote" (según el cual, los menos hábiles no sólo hacen las cosas mal sino que son incapaces de reconocer su propia ineptitud).

- Algún columnista apunta en él incluso una tendencia masoquista.

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Podemos sumar otros rasgos, como:

- un culto de la personalidad, de caracter staliniano, ciertamente delirante.

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Ahora se publica un nuevo testimonio, escalofriante, sobre la personalidad de zp. Un enfermo peligroso, sin duda.

Zapatero, según un visitante de La Moncloa: No se sabe qué piensa, habla sin parar, no es posible preguntarle, y sigue queriendo negociar con ETA

¿Qué piensa José Luis Rodríguez Zapatero cuando no está en plan oficial, cuando no habla en rueda de prensa o ante los micrófonos? ¿Qué se aprecia cuando se le ve privadamente? ¿Cómo se comporta en la distancia corta? Estas son las impresiones que ha escuchado El Confidencial Digital de personas que recientemente han estado con él en la intimidad de La Moncloa.
-- Después de pasar con él largo rato, y de escucharle, al final no se sabe exactamente qué piensa; más aún, no se atisba si tiene una idea articulada y coherente de las cosas: de este país, de la política, de los ciudadanos… No parece que tenga muchas cosas en la cabeza.
-- El presidente del Gobierno peca de verbosidad. Habla constantemente, sin parar, sin dejar meter baza al que tiene a su lado. Parece como si se estuviera escuchando. Sus intervenciones son largas, pesadas, reiterativas
-- Por ese motivo, resulta casi imposible plantearle ninguna cuestión, ninguna pregunta concreta. Y si la hay, su respuesta no es nada precisa, vuelve a enredarse en largos parlamentos.
-- Resulta muy llamativo, choca mucho, la cantidad de tiempo que dedica a hablar de ETA, de la pasada negociación con la banda terrorista y de las peripecias que él mismo ha protagonizado en esa materia. Parece ser el asunto que más le interesa, o que más la preocupa.

-- Por el tono que utiliza, por lo que dice, la conclusión que, al final, saca quien ha estado con él en esas conversaciones no oficiales, desarrolladas en la misma Moncloa, es que Rodríguez Zapatero sigue pensando en negociar con ETA, y que lo hará en cuanto pueda.